Jace me despertó a las ocho y media, como me dijo la noche anterior. Fuimos a desayunar, solos, fue algo incomodo ya que ninguno de los dos hablaba.
Y no era por que nos daba vergüenza. A las mañanas no estoy de muy buen humor, nunca.
Salimos del castillo, y fuimos a mi casa. Se me estaba haciendo bastante raro eso de no dormir en mi casa, no ver a mi padre...
Cuándo llegamos Jace aparcó el coche justo en frente de mi casa, salimos y miré mi casa. Miré a Jace, y el asintió.
Fui a la puerta, e intente abrir. Pero nada. Habían cambiado la cerradura. Espera ¿Qué?
-Jace, la cerradura esta cambiada.
-¿Qué? Joder, no deben de estar lejos.
-¿Quienes?-Le pregunté.
-Los ezcas.
-¿Los malos?
-Exacto.
Empecé a recordar si había dejado alguna ventana abierta, y si, estaba en lo cierto.
La ventana de mi habitación estaba abierta.
-Jace la ventana de mi habitación.
-¿La dejaste abierta?
-Si.
Corrimos al lado izquierdo de la casa donde se podía ver la ventana de mi habitación. Pero como subir. El árbol.
Jace y yo nos subimos al árbol, para nuestra suerte la ventana seguía abierta. Entré yo primero, empecé a mirar hacia todos los lados. Faltaban fotos, faltaban cosas.
Me puse muy nerviosa, no podía faltar mi pulsera. Empecé a abrir todos los armarios, todos los cajones. Me faltaba la mesita de noche, tenía que estar ahí.
Nada. No estaba. Me senté en el suelo, no joder esa pulsera es muy importante.
-Charlotte ¿Qué pasa?-Me dijo Jace preocupado.
-Mi pulsera.-Dije llorando.-No está.
-¿Pulsera? Voy a buscarla por la casa, tranquila.
-Gracias.
Me dio un beso en la mejilla y se fue. Yo mientras tanto me levanté, y empecé a buscar si había algo, alguna pista. Escuché ruido, pasos subiendo las escaleras. Pero no eran de Jace, sus pasos suenan diferente. Me escondí debajo de la cama, y pude ver como la puerta se abría. Una chica, pelirroja. La del otro día. Saqué mi cuchillo de la bota, y pude ver como la tal Sam miraba por todas partes. Un ruido sonó, fuertemente desde el piso de abajo. Sam se dio la vuelta, era mi oportunidad. Salí de la cama y hice una voltereta en el suelo, me puse de pie y le puse el cuchillo en el cuello.
-¿Quien eres?-Dijo.
-Donde está Jace.
-Hombre, Holland.
-Sam, donde está.
-Secreto.
-Dímelo o te rajo el cuello.
-Abajo.
-Vamos.
Bajamos poco a poco las escaleras, hasta que vi a Jace atado a una silla de mi cocina.
-Hija de perra.-Le dije.
-Así está más guapo, ¿No crees?
Con una mano intente sacar una cinta que tenía en el bolsillo del pantalón, y entonces vi como la puta de Sam tenía mi pulsera puesta. Le pegué contra la pared y Sam cayó al suelo. Le quité la pulsera y fui a soltar a Jace. Cuándo casi había acabado pum, una pistola en mi cabeza.
-Golpe suave guapa.-Me dijo.
Me tiró al suelo con una patada en la espalda, me di en la cara un golpe fuerte. Estaba medio mareada cuando de repente escuche un BUM. Una pistola.
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El diario de Charlotte
Fantasía¿Y si tu vida cambiara en tan solo un día? Charlotte Holland es una joven adolescente de 17 años, de familia Australiana. Desde que nació ha vivido en Perth, Australia. Pero el trabajo de su padre la ha llevado a Nueva York, donde vivirá la vida de...