Una sed insaciable, agua, gaseosas, jugos, nada me la quitaba. Era como estar en un desierto. Como entraba el líquido así salía, 3 días! Hasta que por fin la agonía termina.
Llegamos al hospital, el médico residente comenzó el historial, sentí como todo giraba alrededor mío, desperté en el cuarto del hospital, diagnóstico "coma diabético".
Sólo tenía 7 años!
No comprendía lo que sucedía. Mi madre sufría y lloraba en silencio. Volvimos a casa después de una semana de haber estado hospitalizada en el Centro Médico.
Mi hermana me esperaba ansiosa, quería jugar conmigo a las muñecas, a recortar muñequitas de papel y ponerles sus vestiditos.
El tiempo transcurria lentamente entre agujas, jeringas de insulina, citas médicas, análisis.
Termine la primaria, una de las épocas más felices de mi vida. Entre a la secundaria femenina, después seguí una carrera técnica como secretaria ejecutiva bilingüe.
Mi carácter fuerte y alegre hacia que yo fuera el centro de atención de la escuela, la iglesia y del trabajo. Comencé a trabajar en el hotel De Mendoza. Pretendientes? Si, tuve muchos, pero claro, yo, una chica con principios, pensaba seré virgen hasta el día de mi boda.
Tenía 20 años trabajaba, estudiaba idiomas y en ese momento mi vida dio el giro más grande que una chica se pudiera imaginar.