Me encontraba en la parada del camión (colectivo) y aún con mis lentes de fondo de botella no conseguí ver el número, pregunté a las personas que esperaban junto a mi, y por fin lo pude tomar y así pasaban los días, me resistía a contarle a mi familia lo que me sucedía.
Hasta que un día le dije a mi hermana lo que me pasaba, fuimos al oftalmólogo y el diagnóstico retinopatia, comenzó el tratamiento con láser, pero aun con el tratamiento, ya estaba muy avanzada la enfermedad y pierdo la visión de un ojo, el Seguro Social me incapacita y dejó de trabajar, recibía mensualmente una cantidad que sería dada mientras viviera.
Comienzo a trabajar con mi hermana mayor en el Hospital México Americano, le ayudaba en tareas fáciles como ir al correo, sacar copias, me quería sentir útil, salimos del hospital y decidimos ir a Plaza del Sol a las pizzas, ya veníamos de regreso mi hermana mayor y yo y arriba del camión le dije: "hermana, no veo nada" sentí que la voz de mi hermana cambiaba temblaba, bajaba el tono, un sollozó casi mudó.
Mi hermana me decía "no te preocupes Chaguita ya vamos a ir a Estados Unidos con el mejor oftalmólogo y vas a volver a ver".
Mi madre comenzó los arreglos para viajar a California, mi hermana mayor nos regalo los boletos de avión.
Viajamos mi madre y yo, se llegó la hora de ir con el oftalmólogo, me revisó y dijo " no hay nada que hacer" "jamás volverás a ver", volvimos a Guadalajara, mi vida se desplomaba poco a poco.