Tercer minuto

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El humo procedente de varios cigarrillos nubla mi visión mientras el sonido de la música llena mis oídos y agita todo mi cuerpo. No me doy cuenta de la botella que llevo en la mano hasta que una chica de pelo rubio y liso me pide un trago.

En este momento no me importa nada, soy joven, ¿qué me importa el mañana?

Hace tiempo que he perdido a mis amigos, unos se han ido de viaje en el baño y otros simplemente han cambiado de compañía.

Paso mi mirada entre la multitud intentando reconocer a alguien, pero nada. De la frustración, bebo ahora yo un trago de la botella. Siento mi garganta arder, pero qué más da, soy libre de hacer lo que quiera, incluso podría brillar más que el sol si me lo propusiera.

Al cabo de un rato perdiéndome entre las notas y el alboroto, me doy cuenta que no tengo a nadie que me lleve a casa. Todo me da vueltas y decido salir un rato.
Una vez afuera, noto como el aire frío me golpea e, inevitablemente, me siento en la acera para así poder aclarar mi mente. Quiero otro trago, pero la botella se encuentra vacía y la lanzo contra el suelo de la rabia.
De repente, la chica de hace un rato se acerca a mí con unas llaves en la mano y, sin saber cómo, me acaba llevando a casa a altas horas de la madrugada.

Llego a casa tambaleándome, tanteando la llave con la cerradura hasta que finalmente abro la puerta.

Y te encuentro esperando mi llegada. Me gritas, me dices que soy aún muy pequeño para todas estas cosas, pero no te estoy entendiendo, en mi mente todavía se encuentra el eco de las canciones.
Sé que ahora te estoy gritando yo también, como también sé que me arrepentiré mañana de esto. Pero ya no te quiero escuchar. Por ello, cierro con gran estrépito la puerta de mi habitación y me acuesto en la cama con la ropa aún puesta.

Sé que te prometí hacerte siempre feliz, pero lo siento, no puedo evitar querer hacer esto. Quiero sentir lo que es que te posea la libertad y que no tengas que pensar en cosas como los deberes o tener que ir al instituto.

Mejor dejo de pensar.

Total, mañana ya no me acordaré de nada.

Y nunca lo olvidó, sino que se convirtió en uno de los momentos que marcaron su historia, que ha tenido el honor de ser uno de los siete minutos.

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•En multimedia: "We are young" de Fun 🔊.

Muchas gracias por atreverte a leer el tercer minuto ❤️.

Nos leemos,
Alicia 💃🏽

Siete minutos y medioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora