Y medio

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Ya está, se acabó.

Me encuentro tumbado, inerte, sin ninguna emoción que se adueñe de mi porque ya no siento nada. Solo me queda preguntarme, ¿cuándo deje de sentirte, vida?
Quizá fue en ese inesperado momento en el que decidiste abandonarme por alguna extraña razón que aún no logro comprender.
Todo esto es demasiado para mí, ya no puedo más, ¿no lo entiendes? Tú lo eras todo y ahora... Aquí me tienes, tendido a tus pies con la esperanza de encontrar algo más allá de este sitio en el que tengo el pesar de estar.

Pero no hay nada. Que hipócrita he sido, ¿no?

Aún me niego a pensar que todo se ha acabado. Es imposible, no me puedes defraudar de esta manera, ¿verdad? No después de todo lo vivido juntos. Aunque, quizá te estuve sobrevalorando todos este tiempo, a ti, a una bonita realidad que se esfuma al ritmo del tiempo y de su feroz fugacidad.

Vaya par.

Y es que, ya todo se ha ido dejando al silencio como único presente, a excepción de mi, quien se encuentra tirado a su merced, un esclavo más suyo, un esclavo a la espera de la libertad, de algo que me haga volver a... A sentirme vivo.

La verdad, es que todo se encuentra sumido en la oscuridad, al igual que yo, debido a que la luz ha quedado consumida por el inolvidable olvido.

¿Por qué ya nadie dice nada? ¿Dónde han quedado todas esas voces que atomentaban mi caída? Ya no sois tan valientes de hablar ante el silencio, ¿verdad? Os creía más valientes.

Pero mi mente no deja de invadirme, de carcomerme por dentro tras todos esos recuerdos.

¿Por qué os habéis ido?

¿Por qué le habéis dejado a la noche el valor de tenerme aquí encerrado?

Ya no pienso con claridad.

Socorro.

Rescatarme de esta oscuridad.

Y, ante la espera de un rescate que solo tiene cabida en mi mente, sé que ha llegado el momento de seguir por mi cuenta, de cumplir por fin mis promesas y ser al fin un superhéroe. Así que, tranquilos, no os preocupéis por mi, soy capaz de levantarme solo de este infierno. Vamos.

Y, apoyando mis viejas manos, intento levantarme de la frialdad que me acoge, aunque me cuesta demasiado y no sé ni siquiera si podré hacerlo.

¿Qué te he hecho para que me trates así?

¿No se supone que había un paraíso escondido tras la vida?

Nunca me habían dicho que ese paraíso era tan oscuro, tan sumido en la desesperacion.

No puedo mantenerme en pie y caigo.
Ya no hay nadie que se encargue de levantarme.
Pero seguiré.
Y aquí estoy, a gatas, arrastrándome con la esperanza de llegar a algún lado.

Vida, te demostraré que nunca nadie ha podido derrotarme.

Es hora de jugar a ser un superhéroe de verdad. Sin perderse entre licores, entre tristezas o avispamientos de la vida.

Es la hora.

La hora de rescatarme a mí y no a nadie más.

Siete minutos y medioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora