||capítulo 3||

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Gou's POV

Después de lo ocurrido ayer estoy un poco cansada y confundida, por lo que le he dicho a Nana que hoy no me apetecía ir al instituto. No suelo faltar a clases, pero hay días en los que nadie puede sacarme de la cama porque no me apetece hacer nada.
A Nana no le importa, porque estos días suelen pasar con muy poca frecuencia, y como tengo notas muy elevadas para mi edad no le molesta que falté un día a las lecciones.
Hace menos de una hora Nana me ha traído algunas galletas y un refresco. Ya ha pasado la hora de comer y aún no me he levantado de la cama.
Después de media hora reflexionando, me siento, cojo el plato de galletas y empiezo a comérmelas poco a poco. Al terminarme dos de ellas, recojo mi móvil, el cual se encuentra en la cama y me adentro en su mundo digital mientras sigo comiendo galletas. Varios segundos después me viene a la cabeza el nombre de aquel Dios tan desconocido: Yato.
¿A lo mejor sale en internet?
Escribo rápidamente "Dios Yato" y le doy a buscar. El primer enlace que me sale es... ¿un enlace de Twitter?

-- ¿Desde cuándo los dioses tienen páginas sociales? -- pienso.

Pulso en el enlace y al instante me aparece su perfil. Tiene 34 seguidores y en su descripción pone: "¡El Dios de entrega Yato, a su servicio!"

-- Por favor... es patético -- vuelvo a pensar -- un momento...

Pulso dos veces sobre su foto de perfil en la que sale Iki-san, Yato y... Yukine.
Entonces un recuerdo cruza por mi mente.

--- Recuerdo ---

Siento como una mano forma un agarre en la manga de mi sudadera, haciendo que me de la vuelta.

- ¿Te puedo ver mañana en el árbol de Suzuha? - pregunta el rubiales de repente.

- C-Claro... - ¿qué estoy diciendo? - supongo que puedo ir después de comer - finalizo con una sonrisa para no parecer demasiado nerviosa.

Pretendía que la sonrisa fuera forzada y falsa como siempre, pero esta es distinta, me ha salido natural.

- Vale... allí nos vemos - dice soltando mi agarre y devolviéndome la sonrisa.

--- Fin del recuerdo ---

Ya ha pasado la hora de comer y no estoy de humor como para ir, pero me acuerdo de una cosa que sí me dijo Hiyori-san...
"Lo siento mi amigo es un poco brusco a la hora de conocer a gente que nos puede ver"
¿Será verdad eso de que la gran mayoría de personas no pueden verles? Sí a mi me pasara eso no querría seguro viva para nada... sin embargo, el pelirrubio parecía muy animado cuando acepte encontrarme con él hoy. Supongo que puedo hacer un pequeño esfuerzo levantándome e ir a verle.
Tras unos minutos pensando por fin me levanto de la cama. Arregló un poco las sábanas y me adentro en el cuarto de baño donde me aseo y me lavo los dientes. Al salir cojo mi ropa de siempre que consta de unos pantalones rasgados por las rodillas junto con una sudadera negra que me queda bastante grande, seguido de unas zapatillas del mismo color.
Cuando veo que ya estoy lista, cojo mi molo y el plato de galletas para llevarlo donde Nana. Como no he tocado el refresco y tampoco me apetece mucho, supongo que se lo daré a Yukine-kun.
Bajo las escaleras hasta la cocina, dejo el plato y al ver que no esta Nana, salgo por la puerta con el refresco y el móvil en los bolsillos.

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No es mucho el camino que hay del orfanato al árbol, pero aún así tardo unos diez minutos en llegar. Cuando llego consigo distinguir a Yukine al pie del árbol saludándome con la mano en el aire. Acorto la distancia que hay entre nosotros y le saludo.

- Hola - digo dedicándole una sonrisa que, como la última vez que se la dediqué a él, es verdadera.

- ¿Qué tal estas? Pareces algo pálida - pregunta con algo de preocupación pero sin borrar su sonrisa del rostro.

- Bien, no se. Hoy falté al instituto.

- ¿Por qué? ¿Estas enferma?

- No, simplemente no tenía ganas - respondo mirando hacia el suelo - por cierto, toma - añado sacando el refresco del bolsillo de la sudadera - me lo dio mi Nana y como no tengo sed pensé en dártelo... - no se por qué, pero termino la frase con un simple hilo de voz. ¡Dios! ¿Por qué estoy tan sonrojada? Sólo le estoy dando un refresco.

- Gracias - responde al fin cogiendo el refresco. Antes de que siga hablando me coge de la mano y me sienta en el suelo mientras él hace lo mismo - ¿Por qué no tenías ganas de ir al colegio?

- Porque hoy no me apetecía oír los insultos que me hacen ni aguantar la soledad que tengo allí.

- ¿No tienes amigos? - dice abriendo el refresco y bebiendo un poco.

- No, no se me da bien hacer amigos.

- Pues a mi me has caído bien - réplica sonriéndome - no entiendo por qué la gente no querría ser tu amiga.

- Yo tampoco... - digo apartando la mirada pero con una pequeña sonrisa en el rostro. Le he caído bien.

- Háblame un poco de ti - prosigue sin dejar de mirarme no sonreirme.

- Tengo 14 años, voy al instituto y en mi tiempo libre cuido del árbol de tu amigo, aunque también dibujo aveces. ¿Y tú? - pregunto mirándole.

- Bueno... no me acuerdo de mi otra vida así que no sabría decirte, pero tenemos la misma edad.

- ¿Otra vida...?

- Los tesoros divinos somos las almas de la gente que ha fallecido... supongo que ya no querrás ser mi amiga ahora que sabes que estoy "muerto"...

- No seas tonto, ¡baka! No me importa que estés muerto, eres mi único amigo.

- ¿En serio..? - pregunta algo sorprendido con los ojos algo humedecidos.

- Claro - respondo como sí fuese algo obvio, que creo que a partir de hoy lo será. Creo notar como la ilusión cruza por su rostro.

- ¡Arigatou! - exclama abrazándome como sí no hubiera un mañana.

Esta temblando, y aún sigue temblando cuando rodeó sus caderas con. Mis brazos devolviéndole así el abrazo. Se siente cálido, nunca antes me he sentido tan cómoda con alguien.
Al romper el abrazo después de varios minutos, vuelve a preguntar:

- ¿Nos veremos todos los días aquí? ¡Podemos cuidar del árbol juntos! ¿Crees que nuestra amistad durará mucho? - pregunta algo nervioso a la vez que emocionado.

- Sí - respondo con ese simple monosílabo mientras me tío ante su mezcla de emociones y le guiño un ojo.

Stay with me. || Noragami  •Yukine y tu•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora