||capítulo 2||

2.2K 197 6
                                    

Yukine's POV
- ¡Espera Gou! - grito tras darme cuenta de que ha emprendido su camino hacia algún lugar que no se cuál es - Mierda... se le ha olvidado el abono, tenemos que devolvérselo.
- ¿Por qué insistes tanto? - me pregunta Yato, no podía evitar sonrojarme ya que no sabía nada sobre esa chica, pero algo me decía que era una gran persona, a parte de que era capaz de vernos y... - ¡Yukine! Me duele la cabeza con tanto pensamiento sucio. ¡Para!
- ¡No estoy pensando en nada! - replico sonrojándome aún más - Es sólo que... es una de las pocas personas que puede vernos y bueno... sigo sin tener amigos.
- Eres consciente de que hay un porcentaje muy elevado de probabilidades de que nos olvide, ¿verdad?
- ¡Cállate! ¡¿Por qué siempre intentas desanimarme?! ¡Sí no quieres venir, basta con decirlo! - grito ya al borde de las lagrimas emprendiendo el camino para buscar a Gou.
No es simplemente una chica. Ninguna persona que pueda vernos es una simple persona. Además, ella ha sido la que ha estado cuidando todo este tiempo del árbol de Suzuha, debo devolverle el favor.
Después de varios minutos corriendo mis pulmones no dan para más, por lo que tengo que pararme un momento en mitad del camino para poder respirar.
Algo me distrae de mis pensamientos, es una figura femenina que no reconozco hasta que está a pocos metros de mi.
- ¿Gou? ¿Qué estas..? - no puedo terminas la pregunta ha que su pequeño cuerpo choca contra el mío. Me quedo petrificado hasta que me doy cuenta de su acto, entonces es cuando de verdad me sonrojo como nunca antes lo he hecho.
- Por favor tienes que ayudarme se que tu puedes destruir a esas bestias que siempre me atormentan, por favor... - creo sentir un poco de humedad en mi hombro. ¿Esta llorando?
- Etto... ¿De qué monstruo hablas? - pregunto un poco preocupado. Ni siquiera le da tiempo a responder cuando un enorme ayakashi se interpone en lo que antes era mi camino - Quédate a mi lado y no me sueltes, ¿de acuerdo? - le advierto mientas le abrazo con uno de mis brazos.
Ella sólo se limita a asentir antes de que yo haga lo que me enseñó Yato.
- ¡Límite! - exclamo colocando los dedos y haciendo el movimiento con el brazo libre indicado por el dios antes mencionado.
Al instante se forma una barrera que nos separa de aquella criatura.
- ¡Corre es nuestra oportunidad para poder huir! - le digo esta vez cogiéndole de los brazos que hace un momento se situaban alrededor de  mis caderas.
- ¡V-Vale! - dice cogiéndome del borde de la chaqueta dándome a entender que soy yo el que la tiene que guiar a algún sitio seguro.
No me apetece volver a ver el rostro de Yato ahora mismo, no después de haber intentado quitarme la poca esperanza que tenía por hacer un amigo. Decido echar a correr hacia la casa de Kofuku-san para poder entrar por la parte de atrás sin tener que encontrarme con el estúpido Dios en chandal.
Parece que pasan horas hasta que llegamos al jardín trasero de Kofuku-san, pero cálculo que hemos tardado unos quince minutos.
- Gracias... - consigue decir después de haberse separado una centímetros de mi chaqueta.
- No hay de que... Tranquila aquí estarás a salgo - digo casi susurrando, no quiero que descubran que estamos aquí. Una vez que conseguimos obtener aire que hemos perdido y de sentarnos en el suelo, decido preguntarle una cosa que me tiene comida la mente - ¿Por qué has dicho antes que sabías que yo podía con aquel ayakashi? ¿Y cómo es que puedes verlo?
- Siempre los he visto... desde que era pequeña. Y dije eso porque se supone que no puedo veros pero aún así os veo, a parte de que tu amiga parece medio ayakashi con esa cola que tiene... - responde al fin tras segundos de silencio que para mi fueron una eternidad.
- ¿Y por qué saliste corriendo cuando te hice aquella pregunta? - entonces me doy cuenta de que en su rostro se refleja la tristeza. Se acomoda, doblando las rodillas y rodeándolas con sus brazos, antes de responder.
- A nadie le importa la vida de una niña huérfana y solitaria como yo... y aunque te interese, no hubiera abierto la boca delante de los otros dos, sin contar el echo de que te acabo de conocer...
- A mi sí me interesa - le digo lo menos serio posible - además.. yo también soy un poco solitario. Ser un tesoro divino no es fácil, nadie nos puede ver mi a mi ni a mis dos amigos, pero hay muy muy pocas personas que pueden, como tu - termino sonriéndole de lado - por eso me interesas, porque quiero ser tu amigo - finalizo girando la cabeza para ver su rostro.
- ¿Tesoro divino?
- Sí... es un poco complicado y es una historia larga...
- Me gustaría oírla, pero seguramente mi Nana se esta preocupando, ya es demasiado tarde. Tengo que volver al orfanato.
- Esta bien... - digo algo apenado mientras veo como se levanta y comienza a andar por el mismo sitio por donde hemos entrado hace unos minutos. Antes de que pueda irse del todo, le cojo de la manga de su sudadera haciendo que se gire para poder verle el rostro - ¿Te puedo ver mañana en el árbol de Suzuha?
- C-Claro... supongo que puedo ir después de comer - responde algo nerviosa dedicándome una sonrisa que, para ser sincero, es muy bonita.
- Vale... allí nos vemos - digo soltando el agarre y devolviéndole la sonrisa.
- Hasta mañana - dice moviendo la mano en modo de despedida y desapareciendo de mi vista.
- Adiós... - consigo susurrar tras algunos minutos que me he quedado mirando el ánimo que ha cogido. Definitivamente no me creo las palabras de Yato, no creo que ella pueda olvidarme, al igual que yo tampoco me olvidaré de ella.

Stay with me. || Noragami  •Yukine y tu•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora