7.

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Elisa

-¿Lo dejo entrar?- pregunta Coral.

Yo solo asiento con la cabeza.

Patrick entra con una gran sonrisa y una caja de color roja en sus manos.

-¡Me trajiste chocolates!- me emocioné y corrí hacia él para abrazarlo.

-Sí, sé que son tus favoritos y bueno.- se encoje de hombros.

Le doy un pequeño beso en los labios, pero siento un olor diferente saliendo de él.

-¿Estabas con alguien más Patrick?- susurré insegura. No quería hacer un show ni mucho menos.

-¿Ah? ¿Porque preguntas eso?- se rasca la cabeza.

-Hueles a perfume de mujer. Y por lo que me queda claro, tú no usas perfume de mujer.- traté de alzar una ceja, pero fue intento fallido. Siempre e tratado de alzar una maldita ceja y nunca me a salido. Pero bueno, ya me salí del tema.

-Elisa, mi amor ¿como crees? Quizás cuando me despedí de mi madre se me quedó su perfume.- se sienta en el mueble al lado de Coral. -Hola cachetes.- sonríe.

-Iuu, largate de mi lado.- Coral se mueve de su lado y va hacía mi.

Pilar y yo reímos junto con Patrick.

Patrick siempre a molestado a Coral diciéndole "cachetes" ya que según el tiene muchos.

Con Pilar no habla demasiado, habla lo necesario. Aveces pienso que no se llevan.

-Coral, creo que es mejor que nos vayamos. El novio de Elisa vino a visitarla, nosotras sobramos.- dijo buscando su bolso.

-El novio de Elisa.- Patrick imitó su voz. -Tiene nombre.- sonríe de mala gana.

Pilar lo ignora y se despide de mi junto con Coral.

-¿Que es lo que te sucede? Te llevas bien con Coral pero con Pilar no, ¿porque? ¿Ella te a hecho algo?- pregunto sentandome a su lado.

-No hermosa, es solo que es una tonta... Lastima amigos.-

Lo último lo dijo tan bajo que no entendí. Pero sinceramente no quise escucharlo tampoco.

-Ohh, ya...- hice que entendí.

El me observa unos segundos y yo solo me fijo en sus ojos. Son unos simples ojos marrones pero yo los veo hermosos. Crecí con el, desde que tengo memoria se pasaba rondando la casa para ver si mi hermano le hacía caso. Pero nunca lo hizo, hasta que mi primo Thiago se fue. No recuerdo porque lo hizo.

-¿En qué piensas?- me toca la mejilla.

-No, en nada.- sonrío.

Me acerca a él y me besa. No es un beso romántico ni tampoco agresivo. Es un beso que demuestra que me necesita. Le doy paso a su lengua y el beso se comienza a formar intenso.

Mientras me besa comienza a acariciar mi estómago por debajo de la camisa. Siento un escalofrío pero no me molesta. Me va hechando hacia atrás para acostarme en el sofá mientras trata de bajar mi pantalón.

-No, detente.- dijo en un susurro.

No sé si escuchó o solo me ignoró. Siguió bajando más mi pantalón con una gran fuerza. Traté de empujarlo pero aguantó mis manos con fuerza.

-Me estás lastimando.- trato de gritar pero solo sale un susurro.

Me estaba lastimando y yo no sabía que hacer, quiero parar, debo parar.

Tomé la fuerza de no sé donde y lo empujé fuertemente escuchando un quejido de su parte.

-¡Maldición!- gritó.

Yo solo trataba de sobar mis brazos, me duelen y mucho. Estaba temblando de tal manera que comencé a llorar.

-¡Siempre haces la misma cosa, te haces la maldita víctima! ¡Soy un hombre y a ti no te gusta complacerme pero me imagino que a otros sí!- gritó tan pero tan fuerte que solo di un brinco.

-¡Callate! ¡Largate de aquí y busca a una puta que de placer!- grité entre sollozos.

Cerró los puños y se mordió el labio fuertemente tratando de contener la rabia. Buscó sus llaves y cerró la puerta. Pensé que la tiraría.

Puse mis manos en mi cara y ahí las lágrimas bajaron más rápido.

Brent

-Me llamas cuando llegues ¿de acuerdo?-

Yo asentí. Me despedí de Amy con un gran beso y me monté en mi auto.

Habíamos tenido sexo... El mejor sexo de todos punto.

Quizás ella solo me llenaba en el sexo, pero así me encantaba. Me encanta y siempre me encantará... Es como si me hubiese hechizado.

*

Estaciono el auto en el garage y me bajo. No tengo que buscar las llaves ya que mamá o Elisa están en la casa.

No sé como miraré a Elisa, pero bueno.

Al entrar observo el cuerpo de Elisa con sus manos en la cara. Como si estuviera llorando.

Me acerqué a su cuerpo y por un momento sentí que se me fue el alma al ver sus ojos rojos.

Brent en multimedia

Eres mi hermanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora