-¿Estás lista, Selly? -la llamó Lucy desde la puerta.
Era como su hermano, alta, de cabello rubio. Pero sus ojos eran castaños en lugar de verdes como los de Luke. Los de Lucy eran como los de ella, aunque los suyos eran más claros. Lucy tenía un carácter muy dulce y no era en absoluto violenta. Se había quedado viuda años atrás y jamás había vuelto a mirar a otro hombre. El amor, solía decirle, para algunas personas no moría nunca, aunque tu esposo o esposa hubieran desaparecido. Ella nunca encontraría a nadie tan maravilloso como su difunto marido. Y no tenía ningún interés en buscarlo.
-Sólo me queda guardar un par de blusas -sonrió Selena. Dawn y Brandi empezaron a curiosear por la habitación-. Un día ustedes tendrán que pasar por esto.
-Yo no -contestó Dawn, la más joven, de dieciséis años-. Yo quiero trabajar en el rancho, como el tío Luke., cuando termine mis estudios de perito agrónomo. Pero para eso no tendré que irme de casa.
-Yo quiero ser abogado -dijo Brandi, que tenía diecisiete años-. Quiero ayudar a la gente pobre.
-No sé si podrá ayudar a la gente pobre, pero a mí es capaz de convencerme de lo que quiera -le aseguró Lucy con una sonrisa.
-A mí también -admitió Selena-. Sigue teniendo mi chaqueta favorita... y yo aún no la he estrenado.
-A mí me queda mucho mejor -dijo Brandi-. El rojo no te queda bien.
Pues no tenía ni idea, pensó Selena, porque cada vez que pensaba en Luke lo veía todo rojo.
-Cómo que no le queda bien? Tiene el pelo castaño y los ojos chocolate, así que el color rojo le sienta de maravilla -la defendió Lucy, que la observaba mientras guardaba unas blusas en la maleta con expresión sombría.
-Gracias, Lu. Eres un cielo.
-Luke ha tenido una emergencia en el rancho, de verdad. Por lo visto, el establo se incendió y tuvieron que echar mano de todos los peones para apagar el fuego - le reitero Lucy con una mirada de lastima
-Estoy segura de que, si pudiera, habría venido -asintió Selena amablemente.
Pero no lo creía porque Luke no había mostrado el menor interés por ella durante los últimos años. La había evitado en lo posible. Quizá las corbatas lo habían vuelto loco y él mismo había prendido fuego al establo, pensando que era un dragón gigante de ojos rojos, como el de la corbata. Esa idea la hizo reír.
-¿De qué te ríes? -le preguntó Lucy.
-Estaba pensando que a lo mejor Luke ha perdido la cabeza y ha empezado a ver dragones amarillos por todas partes...
Lucy soltó una risita.
-No me sorprendería nada. Esas corbatas son como para volver loco a cualquiera ¡Selly, por favor!-Pues yo creo que le sientan bien -replicó ella-. Y seguro que algún día se las pondrá.
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Amnesia |l.h • s.g|
FanfictionÉl siempre jugaba siguiendo sus propias reglas, la primera de las cuales era no tener ninguna relación seria. Luke Hammock trataba bien a las mujeres, aunque sin ningún tipo de compromiso. Pero los continuos cuidados y la ternura de Selena Maddox se...