Capitulo 8

517 55 15
                                    

Taylor no volvió a pedirle que fuera a comer con él, pero sí pasó por la oficina de vez en cuando para ver cómo estaba. Era como si supiera que le había hecho daño contándole todo aquello sobre Luke y quisiera compensarla de alguna forma.

-Mira, no soy tonta -le dijo Selena un día-. Sabía que había algo en el pasado de Luke que... bueno, que debía ser la razón para que sea como es, pero a mí no me afecta. Además, él no me quiere demasiado, salvo como una especie de pariente adoptiva.

-Pues entonces es tonto.
-Oye, que aún me quedan tres años de estudios. No tengo tiempo para hacer vida  social y menos vida amorosa -rió Selena.

-No termines como él -murmuró Taylor entonces-. o como yo. Yo no puedo volver a confiar en otro ser humano.

Se culpaba a sí mismo por la muerte de su hermana, estaba claro.
-Acabarás siendo un viejo amargado. Y solitario.
-Ya soy un viejo solitario y amargado -dijo él. Y no estaba sonriendo.
-Pues yo no veo ninguna cana.
-Están todas por dentro.
Selena sonrió. Y toda su cara se iluminó con esa sonrisa.
taylor la miró entonces de una forma especial. Y algo en su expresión se suavizó. Un poco.

-Si de verdad quieres parecer viejo, deberías teñirte el pelo.
-Mi padre seguía teniendo el pelo negro cuando murió. Y tenía sesenta años -le contó él.

-Buenos genes entonces..
-No lo sé. Mi padre nunca conoció al suyo.
-Ah. ¿Y tu madre?
El rostro de Taylor se endureció de nuevo.
-De ella no hablo.
Ah, lo siento.
-Perdona, no quería contestarte así. Es que no estoy acostumbrado a hablar con chicas.

-¡Imagina un hombre admitiendo eso! -rió Selena.
-Oye, no te hagas la lista.
-Es que soy lista, por si no te habías dado cuenta. Y ahora, ¿te importaría marcharte? Justin estará a punto de llegar y no le gusta verte tonteando conmigo durante las horas de trabajo.

-No estoy tonteando contigo.
-¡Ah, perdona, eh! -rió Selena.
-Bueno, a lo mejor un poquito. Pero no lo he hecho a propósito.
-¡No, por favor! ¿Quién querría casarse contigo?
-Oye, que no soy tan mala persona.
-Ya, bueno, pero yo no me casaría contigo de todas formas -replicó Selena.
-¿Y quién te lo ha pedido?
-Tú no, desde luego. Y no te molestes en hacerlo. Soy un partidazo, los hombres babean cada vez que salgo a la calle. 

-¿Ah, sí? -sonrió Taylor. 

-Pues sí.

-¿Por qué?

-Porque sé hacer pasteles. Pasteles de verdad, con masa y nata caseras. 

-¡Vaya!

-¿Lo ves? Soy un partidazo. Una pena que tú no estés interesado. 

Taylor arrugó el ceño.
-Aunque estuviera interesado... ¿Qué haría yo con una esposa?
-¿No lo sabes? -Selena puso tal expresión de horror que Taylor tuvo que reír-.

-¿Lo ves? Estás mejorando. Soy una buena influencia.
-Eres más bien un grano en en el trasero -replicó él-. Pero no eres mala compañía. ¿Te gusta el cine?

-Claro que me gusta el cine. ¿Qué clase de películas te gustan a ti?
-Las de ciencia-ficción.
-A mí también.
-Si te apetece, puedo mirar a ver qué ponen el sábado.
El sábado era el día de la barbacoa en el rancho de Luke, una barbacoa a la que ella no pensaba acudir. Y allí estaba su excusa. Le caía bien Taylor. Además, no pensaba quedarse en casa mordiéndose las uñas y pensando en Luke Hammock cuando, además, ya le había dicho que tenía otros planes.

Amnesia |l.h • s.g|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora