Capítulo 9

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Todo gracias a un muérdago

Ya son las once cuando todos se encuentran alrededor del fuego de la chimenea. Los chicos en el suelo y los adultos en los sillones. Lo único que se escucha son los villancicos que suenan gracias al CD que April puso. Todos menos los hombres adultos, se encuentran con un chocolate caliente en mano. Anthony sigue bebiendo ponche navideño, al cual le agregó whisky. Emily deja su taza en la mesa ratona y mira fijamente a su madre. Tiene la cara algo violeta y en el cuello un hematoma verde que se torna morado en algunas partes.

― Bueno― comienza Clark― No fue un veinticuatro de diciembre como al que estamos acostumbrados, pero hay que admitir que fue algo divertido y memorable.

― Si te parece memorable que tu hija menor casi muera porque la loca roció pimienta en la ensalada, haya tú.― espeta aun molesta Norah. Noah le acaricia el hombro y ella le pega en la mano para que no la toque.

― Y por poco matas a Caleb― agrega April sin quererlo.

― ¿Quién?― pregunta Clark mirando a su nieta.

― Eh, yo soy Caleb, señor― se presenta con cuidado el joven.

Clark va a abrir la boca para despotricar en su contra pero April se adelanta.

― ¡No abuelo!

― Lo siento April.― Mira al muchacho, quien toma la mano de su preciada nieta y asiente con la cabeza entrando en razon. ― Te debo una disculpa muchacho. No estoy acostumbrado a que mi pequeña nieta sea una mujer hecha y derecha, me cuesta admitirlo. Pero acepto una relación entre ustedes, eso sí, por favor, nada de muestras de afecto frente a mí.

Todos los presentes ríen.

― No hay problema señor, y gracias― dice Caleb con una sonrisa.

― Gracias abuelo.―April se levanta del suelo y se acerca a su abuelo para depositarle un beso en la mejilla. ― Te quiero.

― Yo igual pequeña.

Anthony se pone de pie para ir al baño, pero se tambalea y, cae al suelo. Estalla en carcajadas.

― ¡Anthony!― exclama Patsy.

Roger ayuda a su hermano a ponerse de pie y lo mira reprobatoriamente.

― ¿A dónde vas?

― A mear― dice soltando un eructo.

― Te acompaño.

― Puedo solo, déjame.

Da dos paso y, cuando llega a pasar el escalón que baja al living, pisa la pata de Akira y este salta, mordiéndolo en los genitales. Los gritos vuelven a estallar en la casa de los Bennett.

― ¡Quítenme a esta rata!― pide un borracho Anthony que apenas puede mantenerse de pie.

― ¡Akira!― lo llama April.

Roger sostiene a su hermano cuando este se empieza a caer hacia atrás y Brigitte toma al pequeño perro de melena blanca en brazos y lo reprende.

― Vamos, tú te darás una ducha de agua bien fría.

El señor Bennett y su hermano desaparecen en las escaleras. Caleb se pone de pie.

― Hasta pronto, un gusto haber pasado tan entretenida noche con ustedes― saluda Caleb.

― Adiós muchacho.― dice Clark.

― ¡Espera!― lo detiene Samantha, tomando una pequeña caja envuelta en papel de regalo con un enorme moño que la cubre por completo.― Este es un pequeño regalo de mi parte.― Y, acercándose a la oreja del joven susurra: ― Para que disfruten en el viaje.

Todo gracias a un muérdagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora