Capítulo 6

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¡Gracias muérdago!

― ¿Qué haces acá?― carraspea dándose cuenta de su tono borde.― Es decir, es noche buena y de seguro tienes a tu familia sentada en la mesa a punto de comer el pavo...― cierra el pico cuando se percata de que por los nervios habla demasiado rápido.

Caleb ríe y se aproxima hacia ella un poco más. Sus cuerpos por un centímetro no se tocan.

― Tenía que venir a decirte algo muy importante antes de que sea demasiado tarde y no encuentre el valor que tengo ahora para hacerlo.― Camina hacia ella, quien suelta la puerta y da tres pasos hacia atrás. Caleb cierra la puerta con la mano sin apartar su vista de April.― Aparte mi familia puede esperar.

Agrega recordando que los únicos en su casa son sus padres y su abuelo.

― B-Bien― tartamudea y traga grueso.― Te escucho.

Caleb toma una profunda respiración y visualiza la declaración que escribió a mano en un papel ayer antes de venir a la casa de los Bennett. Pero al momento de hablar las palabras escritas con lapicera azul se tornan borrosas y lo único que sale de sus labios es el resumen del discurso.

― Me gustas.

Los ojos de April se abren desmesuradamente y los pómulos se le tornan rojos. Caleb suspira y le corre un mechón rubio detrás de la oreja.

― Desde la primera vez que te vi cuando vine junto a mi familia a darles la bienvenida que sé que tú eres alguien especial con quien me gustaría ser algo más que amigos.― declara sonrojado, algo que a April le parece tierno.

― April ¿Quién es?― dice su padre, Roger, pero April no logra escucharlo por lo anonadada que se encuentra ante las palabras del chico de sus sueños.

― Me gustas, eso es lo que he querido decirte desde hace tiempo. Sé que tres meses no son nada para decir que estoy enamorado de ti, pero me gustaría estarlo y poder gritarlo a los cuatro vientos. Y sé, que si damos el siguiente paso, lo vamos a poder decir los dos al mismo tiempo.― va bajando el volumen a medida que se va acercando al rostro de April.

― Caleb...― susurra ella sin dejar de mirarlo, ni siquiera ha pestañado desde que el chico que tiene frente a sus ojos ha comenzado tremendo discurso.

Caleb mira hacia el techo y sonríe. Bajando la vista hacia los ojos mieles de la chica que le quita la respiración, da dos pasos hacia adelante y ella retrocede otros dos.

Roger se pregunta que estará pasando que su hija no responde.

― Dime April, ¿son correspondidos mis sentimientos? ¿Quieres tener la primera de muchas citas conmigo? ¿Te gustaría que el día de mañana estemos abrazados en un parque mirando al cielo y sabiendo que nos pertenecemos mutuamente?

April asiente a todo, pero ni una palabra puede salir de sus labios debido al shock. Aquellas preguntas no parecen salidas de la boca de Caleb, más bien parecen sacadas de un libro que derrama azúcar. Pero recuerda que, una vez antes de diciembre, Caleb le confesó que ama la poesía romántica y aún más las novelas de amor juvenil. Eso la hace suspirar y sonreír como una idiota, pero a Caleb esa sonrisa le parece el gesto más hermoso que haya visto jamás y su corazón empieza a galopar condenado a la espera de que de su siguiente paso en este truco para ganar su premio tan esperado.

Caleb mira hacia arriba y sonríe. Están justo donde quería.

― ¿Te sabes la tradición del muérdago?― pregunta con picardía.

April ahoga un grito en lo profundo de su garganta.

"Cuando dos personas coinciden debajo de un muérdago se deben de besar, solo si alguno de los dos siente algo por el otro"― cita Caleb las palabras dichas por la tía de April, Samantha. Su aliento choca contra los labios de April debido a la proximidad de sus rostros.― Y dime April, ¿Tú sientes algo por mí?

April no responde, no puede hablar. Pero quiere gritarle que sí, que sus sentimientos son más que correspondidos y que deje de dar vueltas y la bese de un maldita vez, pero en cambio se queda callada y mirándolo con los ojos bien abiertos.

― Bueno, pues yo si siento algo por ti. Así que tengo que besarte― dice y acorta la distancia entre sus rostros para presionar sus labios sobre los de ella, la bella chica de cabello rubio ondulado y ojos miel.

Roger frunce el ceño preocupado. ¿Se habrá ido sin decir nada? O peor aún ¿la habrán raptado algún grupo de lunáticos?

― Clark, ¿Puedes acercarte a la puerta y ver que está haciendo April que no responde a mis gritos?― le pide a su suegro, el cual asiente y se levanta de la silla.

Ya de pie, se levanta de la silla y acomoda sus anteojos en el puente de su nariz. Camina unos cinco pasos y, cuando llega al inicio de la escalera y mira hacia la puerta de entrada, se horroriza por dos cuerpos que la tapan. Pestañea repetidas veces y, cuando se da cuenta de que sus anteojos no le están fallando, la ira le corre por las venas y le tiñe la cara de rojo fuego.




Hola de nuevo en el mismo día! espero que estén entretenidos y preparados para lo que se viene en el siguiente capítulo.

Besos!



Todo gracias a un muérdagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora