24 de diciembre
Que empiecen los preparativos
¡Oh, navidad! Que hermosa época festiva. Especial para disfrutar estas vacaciones entre amigos y familia. Los preparativos de último momento y los adornos de las casas que iluminan las cuadras, dan cierto sentimiento de alegría. En noche buena no hay peleas, los enemigos se vuelven amigos y los desconocidos se convierten en íntimos. Todos se ayudan, todos colaboran. Todo es sonrisas y villancicos.
Desde las nueve de la mañana que todas las personas que se encuentran en la casa de lo Bennett están despiertos, menos las gemelas y Bradley, quienes duermen como morsas. Se pasaron toda la mañana cocinando, obvio que las mujeres, pues los hombres fueron a buscar leña para la chimenea y luego a disfrutar de unas cervezas en algún bar cercano. Actualmente Susan se encuentra acabando el último calcetín faltante, Brigitte barre el comedor y Norah se pinta las uñas de los pies.
April cepilla los pequeños rulos blancos y sedosos de su perro, Akira, a quien ha bañado después de almorzar. Le coloca una remera a rayas rojas, blancas y verdes para después dejarlo sobre el colchón de su cama. Ella se sienta como chinito en el piso alfombrado y apoya las manos en la cama. Mira a su perro.
― ¿Debería responderle los mensajes?― le pregunta a Akira, quien la mira por dos segundos y se estira en la cama, dándole la espalda.― Ya, yo pienso igual.
Cuando despertó esta mañana encontró tres mensajes de Caleb en su teléfono. Uno era un "Hola", el otro un "¿Cómo estás?" y por último un "¿Me piensas responder?". Su cabeza está hecha un lio. Lo quiere pero le da pena afrontar la situación de tener que hablar con él en persona cuando la actitud de Caleb cambió drásticamente. De apenas hablarle pasó a intentar besarla en el sofá mientras veían una película y después a invitarla a unas vacaciones en las cuales estarían solos, sin adultos responsables. Aunque, ellos tienen dieciocho años, ya se pueden considerar adultos responsables ¿no?
Son las siete de la tarde en la fría ciudad de Nueva York. Los calcetines están finalizados y envueltos en paquetes rojos a lunares verdes. El comedor familiar reluce de lo limpio que se encuentra y las uñas de los pies de Norah tienen pinos navideños. Hablando de pinos, gracias al cielo que ayer llegaron a decorar el gigantesco árbol de navidad que el señor Bennett compró en compañía de su suegro y su cuñado.
En la cocina Susan se dedica a rayar la zanahoria para hacer una nueva ensalada. Brigitte prepara la ensalada de papa y al mismo tiempo corta los vegetales que irán alrededor del pavo.
― Hija, estuve pensando en el matrimonio de tu hermana― comenta Susan sin levantar la mirada de la zanahoria.
― ¿Por qué mamá?― cuestiona Brigitte frunciendo en cejo.
― Noah no es muy charlatán que digamos, y creo que mi hija menor lo está pasando mal.― opina la señora Adams.― Además, hoy me desperté por la madrugada y lo escuche hablando con alguien por teléfono de una manera extraña.
― ¿Extraña en qué sentido?
― No lo sé hija mía, le decía cosas como que pronto se verían y que la extrañaba. ¿Debo preocuparme porque ese hombre esté engañando a mi Norah?
― No lo creo, siempre que los veo juntos andan a los besos y las manitos no se les quedan quietas.― Ambas mujeres ríen mientras continúan con sus tareas culinarias.
Hola a todos! Este capítulo está CAMBIADO, repito CAMBIADO TOTALMENTE. No me convencía mucho la anterior versión del capítulo 4 por lo que la hice nuevamente. El capítulo 3 también tiene ciertas reformas, por ejemplo, saque personajes de la historia y cambié el final, así que los invito a releerlo.
Besos!
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Todo gracias a un muérdago
Ficção AdolescenteLos Bennett se mudan en septiembre a Nueva York y deciden celebrarlo junto a la navidad. El matrimonio tiene dos hijos en común: April, de dieciocho, y Bradley, de doce, además de un precioso perro. Como toda adolescente a esa edad, April se enamora...