DE FLUFI A HUMANA

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-Bueno, el proceso de aprendizaje es un poco largo, yo tardé un año entero, pero tenía ocho años, tú aprenderás más rápido.

-¡Pero por mucho más rápido que lo haga mi familia va a estar muy preocupada! -se empezaba a poner nerviosa, comenzó a caminar nerviosamente dando vueltas.

-¡No pasa nada! Como a ti no te van a reconocer, hablaré yo con ellos, y tú puedes fingir que estás disfrazada, porque tu voz no ha cambiado.

-Está bien, es una buena idea, pero una pregunta, ¿cómo es que no te sorprendiste al verme hablar español?

-Bueno, es un poco difícil de explicar, pero mira, cuando yo llegué aquí fue una primicia, todo el mundo quería verme y conocerme, y claro, todos intentaban hablar conmigo, así que los Flufis que me adoptaron decidieron difundir mi lengua por todo el reino para que nadie tuviese dificultades para comunicarse conmigo. Con el paso del tiempo nuestro idioma pasó a ser una clase obligatoria en las escuelas, por lo que todo el mundo sabe hablar en Monchi, el idioma de los Flufis, y el español, considerada lengua extranjera.

-¡Vaya idea que tuvieron tus padres adoptivos! Te tuvo que dar la vida, porque el idioma de los Flufis seguro que es difícil, ¿no?

-La verdad es que sí, además se escribe con signos bastante raros, y es complicado.

-A ver, que nos estamos desviando del tema. Siento la interrupción, pero es que estoy bastante preocupada. ¿Podríamos comenzar con las clases de transformación?

-Sí, lo siento, comprendo que estés nerviosa, empecemos. Primero debemos ir a la biblioteca principal para buscar algún libro, después iremos con mis padres adoptivos.

-Vale, muy bien, pues vayamos, -comenzó andar, pero en el intento de seguir su camino alguien le cogió la mano por detrás.

-¡Espera! -era Reginald. -¡No podemos ir por ahí como Flufis normales!

-Pero, ¿por qué? Soy uno de ellos, al igual que tú.

-¿Recuerdas que se supone que yo soy el único humano? Si te viesen, descubrirían que hay un Flufi nuevo en este mundo. Iremos en sempi, que es como un teletransportador invisible, así nadie te verá, y tú te esconderás mientras yo busco en la biblioteca.

-Tienes razón, si alguien me llega a ver...

-Ahora ya está, pero ten más cuidado la próxima vez.

-Está bien. ¿Dónde podemos coger uno de esos vehículos?

-Hay que llamarlos para que pasen por aquí. Sólo hay que gritar: ¡Zoom!

Cuando pasaron cinco segundos apareció una pequeña luz tintineante de color dorado que poco a poco se acercaba a ellos. Era algo mágico, Eire no se lo creía todavía.

-Bien amiga, este es un sempi. Para poder montar simplemente hay que tocar la lucecita, y cuando quieras darte cuenta ya estarás dentro. Las damas primero. -dijo esbozando una sonrisa e indicándole caballerosamente con la mano dónde debía tocar.

-Muchas gracias -dijo Eire tocando la luz.

-¿Ves? Ya estamos los dos dentro y ni siquiera te has dado cuenta, ¿verdad?

-P-pero... ¿Cómo? Hace un segundo e-estaba allí y-y...

-Lo sé, es increíble, aunque no le puedes contar a nadie que...

El chófer les interrumpió preguntándoles a dónde querían ir, y Reginald le dijo que deseaban ir a la biblioteca principal de Goland473.

-¿Este vehículo te puede llevar a otros planetas? -preguntó Eire algo sorprendida.

-Sí. El mundo de los Flufis se divide en cinco galaxias formadas por una infinidad de planetas, estrellas...etc., aunque de los planetas sólo hay quince de cada una de ellas habitados por los Flufis.

-¡Es enorme! ¿Y los niños cómo se arreglan para ir a la escuela y todas esas cosas?

-Para eso tenemos un sistema: en un planeta tenemos todas las escuelas, en otro los hospitales... Y si tenemos que llegar rápido a un lugar por alguna urgencia se llama a un sempi especial que te lleva en dos segundo al lugar indicado.

-Por lo que veo lo tenéis muy organizado, además es muy buena idea.

El vehículo frenó, y se dieron cuenta de que habían llegado a la biblioteca.

-Eire, tu quédate dentro del sempi, volveré en diez minutos.

-¿Al chófer no le importará?

-¡Claro que no! Es un robot, sino ya se hubiese dado cuenta de que eres un Flufi nuevo. -dijo riéndose.

-Está bien. -dijo sonriendo.

Mientras tanto, Eire estaba sentada pensando cuando se acordó de que Reginald le estaba contando algo que no podía decir a nadie. ¿Qué podría ser?

EL ORIGEN DE LOS FLUFIS©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora