LA TORMENTA

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Al día siguiente Eire se despertó con ganas de ver si el pronóstico del tiempo había acertado, y lo hizo. Se asomó a la ventana y vió cómo millones de gotas de lo que parecía algo dulce caían de esas nubes enormes de algodón de azúcar. En ese momento alguien pica a la puerta.

-¡Hola Eire! Buenos días, soy yo, Reg, ¿puedo pasar?

-Sí, está abierto. -dijo feliz de que fuese él.

-¿Tienes hambre? Hemos hecho el desayuno.

-No os preocupéis por mí, ya buscaré alguna cafetería en la que desayunar, es que siento que me estoy aprovechando un poco de vosotros.

-¿Cómo te vas a estar aprovechando? Sólo te has quedado una noche y no sabes nada de este planeta ni tienes dinero.

-Ya, tengo que buscarme un trabajo, y me iré a algún sitio...

Él la interrumpió y simplemente la abrazó, con eso decía muchas cosas.

-No tienes que hacer nada de eso, nosotros te acogeremos hasta que encontremos la manera de que vuelvas a la Tierra.

-Pero, ¿y si no lo conseguimos? No me puedo quedar para siempre con vosotros...

-Lo conseguiremos, y si no lo hacemos te quedarás con nosotros, no te preocupes.

-No, no y no. Me sentiría muy mal quedándome aquí.

-¿Por qué? Sólo tienes quince años, no puedes hacer mucho en un mundo desconocido, nosotros te podemos ayudar.

-Está bien, dejemos el tema de lado. Ya hablaremos sobre esto. Bajaré a desayunar, pero el próximo día no os molestaré e iré a cualquier otro lugar. ¿De acuerdo?

-DEJEMOS EL TEMA DE LADO. YA HABLAREMOS SOBRE ESTO. -dijo Reg riéndose e imitando la voz de su amiga, haciendo que Eire se riera también.

-¡No me imítes! -dijo Eire divertida.

-¡No me im...!

Le tapó la boca con la pezuña y bajaron a la cocina, donde se encontraba toda la familia desayunando. Se saludaron y comenzaron a comer. Al acabar, volvieron a la habitación de Eire, cogieron los libros y practicaron hasta la hora de la comida.

-¡Muy bien, chicos! ¡A comer! -era Ceríca.

-¡Ahora vamos mamá! -decía Reg.

Llegaron a la mesa y Eire vio que todo lo que había en ella era dulce y ¡¿queso?! Cuando estaba dispuesta a preguntar, Reg se le adelantó y se lo explicó.

-Mientras tengas forma de Flufi nunca vas a engordar, y aquí sólo se comen dulces y queso. ¿Por qué? La tradición, siempre se ha sido así. Es extraño al principio, pero hay mucha variedad.

-E-está bien. Seguro que está todo muy rico.

-Sentémonos. -dicho esto le separó la silla de Eire de la mesa.

-Muchas gracias. -dijo sonriendo.

Volip le volvió a decir algo a su madre en susurros. ¿Qué podría ser? A Eire ya le empezaba a parecer raro, pero no dijo ni mu.

Tras la comida, siguieron practicando con los libros. A Eire le había encantado, era muy diferente en la Tierra. Pararon a descansar y observaron un poco la tormenta.

-¿Crees que podré hablar con mis padres? -dijo Eire.

-Espero que sí. -dijo Reg algo apenado, no quería que Eire volviese a la Tierra.

-¿Te pasa algo? Te encuentro triste.

-No, tranquila, no me pasa nada. -no tenía valor como para decírselo.

-En ese caso, ¡anima esa cara! ¿Qué podemos hacer ahora? Estoy cansada de transformaciones.

-Hay muchas cosas que te puedo enseñar, si quieres te presento a mis amigos, puedo decir que vienes de intercambio.

-Vale, ¿a dónde iremos?

-Tendrán que venir ellos aquí, ya que no puedes salir y hay demasiada tormenta.

Tardaron una hora en llegar. Eran cinco, entre los que se encontraba Lauren, la xixa que había visto desde el sempi.

-¡Hola xixos! ¿Qué tal estáis? Quería presentaros a Eire, una xixa de intercambio que viene del planeta Mendi359. Pasad. -dijo

Eran las diez cuando casi todos se habían ido. Se lo había pasado muy bien, pero notaba algo especial entre Reg y Lauren. Era la única que no se había ido todavía.

-Eire, he de contarte una cosa. Lauren es la única xixa que sabe lo de tu transformación a parte de mi familia, me ha ayudado con los libros, y está dispuesta a enseñarte a transformarse. Ella también sabe, pero no era humana originalmente. Nadie sabe que se puede excepto nosotros. Mañana vendrá a casa a ayudarte porque yo no estaré. Tengo que ir a buscar la energía para la máquina. ¿Te parece?

EL ORIGEN DE LOS FLUFIS©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora