-Hey, ¿qué tal todo? - una rubia apareció al lado del teñido el cual no apartaba la vista de la pantalla.
Ésta pasó su mano por la cara de Michael, pero él no prestaba la más mínima atención.
Se sentó a su lado y le quitó la capucha que llevaba puesta que cubría gran parte de su rostro. Unas grandes ojeras cubrían su cara y tenía los ojos humedecidos.
Enseguida la rubia se preocupó.
-Mierda, Michael, ¿qué ha pasado?