No sé como había llegado a vos, ¿Casualidad?, ¿Destino?, ¿Coincidencia?
No lo sabia con certeza y no me importaba el porqué, ya que realmente saberlo necesario no era.
Me bastaba con saber que estabas ahí, me bastaba con tenerte a mi lado.
Estaba feliz, contento, alegre, emocionado y por más raro que parezca estaba así porque había conocido a una persona que estaba tan rota como yo.
Pensé que encajaríamos, pensé que había llegado mi momento, pensé que eras para mi.
Fuimos conocidos, algo sin importancia, sin relevancia, sin trascendencia y sí, fuimos.
No eras nada para mi, nada aparte de un nombre y una figura, de una voz, de un rostro.
No significaste nada hasta el día que decidí conocerte, ¿ese fue mi error?, quizá sí, en parte.
Mientras poco a poco te conocí, mientras poco a poco supe de vos, mientras poco a poco empezaste a significar algo, mientras todo eso pasaba, yo, sin darme cuenta poco a poco me iba enamorando y poco a poco te iba queriendo cada vez más.
Y me di cuenta de que nadie se había tomado la molestia de conocernos, la molestia de saber quienes eramos en realidad.
Nadie había visto a través de nuestras mascaras, a través de aquellas sonrisas vacías, a través de las de las heridas que ocultaban nuestra historia.
Pasaste de ser nada a ser prácticamente un todo, mi todo, ambos nos vimos, no logramos ocultarnos uno de otro, fuiste la persona en la que confíe después de creer que no volvería a confiar, fuiste a quien quise después de creer que no volvería a querer, fuiste la persona a quien acudí en mis momentos de tristeza después de que creer que nunca mostraría mi tristeza otra vez, fuiste la persona que conoció la mayor parte de toda mi historia después de que comencé a creer que nadie la conocería y fuiste quien me decepciono después de creer que nunca me decepcionarías.
Te quise, te quise tanto y con tal fuerza que no te imaginas, me aferre a vos como no me había aferrado a nadie, vos eras lo único que me importaba, lo único que me daba fuerza para vivir, por eso no me importaban tus pataletas, tus insensateces, tus errores, no importaba nada de eso, nunca te juzgue, siempre pensé que eras diferente, lo quería creer, deseaba que así fuese.
Me hiciste sentir tan bien y tan asquerosa mente mal, con tus palabras me hiciste creer que valía algo y con esas mismas palabras me recordaste la realidad, me recordaste que no valía nada en verdad.
Disfrute el tiempo a tu lado, de verdad lo hice, estaba contento de ser tu pareja, "tu complemento" y no me importaba lo que dijesen los demás, nunca me afectó.
Cuando yo me equivoque me juzgaste, me dijiste que era un asco, que era de lo peor...
Tú solo la escuchabas a ella, a tu amiga, creíste todas las mentiras que te dijo sobre mi y me dejaste... al preguntar ¿por qué?, me lo dijiste, no era por ti, era por ella, solo porque querías hacerla feliz.
Seguimos siendo amigos o eso creí, pensé que me conocías, que creías en mi, deje pasar lo de tu amiga, pero esa ultima vez, la ultima vez que hablamos me di cuenta de que todo era una mentira, de que nunca nos vimos, de que no me conociste. Me di cuenta de que todo siempre estuvo en mi cabeza y de que mi mente hizo su mejor jugada al hacerme creer que nuestra historia fue real.
Vos fuiste algo sin precedente en mi vida, en su momento un todo como pueden notar, diste esperanza a quien no la tenía, diste alegría a quien la necesitaba y finalmente diste todo el mal que podías causar.
ESTÁS LEYENDO
Historias de un hombre solitario.
RandomUn poco de mi vida nada interesante o relevante solo un poco de lo que soy de lo que vivo. Desahogo quizá desapego probablemente y todo solo para olvidar lo que alguna vez fue.