IX

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Y entonces ya no era la de siempre

Ya no era la persona por la que atravesaría medio mundo

Ya no era el sol que por momentos iluminaba mi eterna tormenta

Ya no era la bocanada de aire que necesitaba para no ahogarme

Ya no era el pilar que sostenía mi mundo

Ya no era aquella por la que mi orgullo dejaría

Ya no era la luna que guiaba a este perdido viajero

No, ya no era y a aquella ya no esta le dedico este réquiem, inmortalizando su recuerdo, en esta desgastada memoria.

Historias de un hombre solitario.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora