Capítulo 8

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Eran aproximadamente las 7 de la mañana, hace una hora los pájaros empezaron a cantar pero allí no se escuchaba, a pesar de ser "temprano" las hermanas fueron obligadas a levantarse. Debían hacer un "trabajo" en la zona del jardín, el cual no sabían si quiera de su existencia hasta que fue mencionado. Apenas se levantaron, Ellen bostezó y en el último segundo se acordó de lo que debía hacer siempre que eso pasaba, taparse la boca. Lo hizo, rápido, pues sin importar lo poco que eso fuese, Caroline Martin las regañaba, gritándoles, si no lo hacían. Para Daniel, "los pequeños detalles importaban", y eso era reflejado en la perfección que había en su oficina. Pero, afuera de ella, a comparación de allí, todo era un caos total. La mayoría de los pacientes gritaban, se lastimaban en busca de atención y, en un caso extremo, uno llegó a matar a su compañero de celda para que lo saquen un momento de ese cuadrado que lo mantenía aislado, a pesar de que el precio de eso fuese ser torturado o, incluso, asesinado a manos de un enfermero bajo órdenes del director.

La herida en el pulgar de Tris estaba a punto de curarse, pero una pequeña parte de su pulgar no podría volver, o eso le decían. Le daba igual mientras pudiese agarrar cosas, aunque de cierto modo estaba feliz pues por su síndrome quería amputarse una parte del cuerpo, sin importar que pequeña sea, y lo logró. Ellen se quedó como recuerdo una quemadura en su brazo, pero al ser en un lugar que no se veía a menos de que lo mostrase no le importó, y al director no le preocupó. Con tal de que puedan hacer sus castigos de forma aceptable, a él no le importaba la salud de ellas, ni de nadie más.

Las hermanas se quedaron quietas en el lugar, esperando alguna orden de la enfermera Martin. Pero ésta nunca llego, en cambio, fueron agarradas bruscamente del brazo y llevadas de la misma forma hasta el jardín. Cuando pasaron frente a la puerta que daba la bienvenida a la sala de torturas sintieron un escalofrío pues todavía les inspiraba miedo e incluso respeto hacia el director. Pero cuando pasaron de largo de ese horrible lugar, se relajaron.

Pasaron, en cambio, por tres puertas y fueron tiradas al piso del jardín. Ellen se quedó allí, tirada, pero Tris se levantó y agarró dos de las tantas palas que habían junto a una pared. Le tendió una a su hermana, pero ella no le hizo caso, cosa que le extrañó, pues su hermana no era de ignorarla, de hecho, nunca lo hizo.

—Odio esto —se quejó, parándose finalmente—. Extraño a nuestros padres y a nuestro hermano —dio una sonrisa triste—... y a Polvo de Estrellas —se abrazó a sí misma, a pesar de que no tenía frío.

—Yo también —concordó Tris—. Pero hay que hacer esto —empezó a cavar, haciendo mucho esfuerzo.

A ellas les tocó hacer agujeros para poder plantar flores, cosa que debían hacer después. Ellen era una "loca" de la naturaleza, aunque su hermana no se quedaba atrás. Sus padres les habían enseñado como plantar flores, y eso se volvió una afición para ellas, así que no se iban a aburrir después de todo. Se concentraron en hacer lo que debían, pero un descubrimiento las desconcertó.

En una esquina del jardín, estaba el cuerpo de un hombre de 40 años aproximadamente, en completa descomposición. Las hormigas se estaban comiendo los restos de su cuerpo; un ojo estaba fuera de su cuenca y el otro tenía una mirada perdida. Tenía una herida muy grande en el estómago, de la cual salía sangre, solo que esta ahora se había secado. En su ropa, sobresalía un pedazo de papel. Ellen lo retiró de ahí y lo miró. Lo que vio fue algo que la impactó.

Una foto de ella y su familia, incluso Tris se encontraba allí. La foto era del cumpleaños de Tris en el que cumplía 11 años, lo recordaban con facilidad pues fue uno de los mejores. Los cuatro estaban sonriendo, de la forma más sincera posible; llevaban ropa formal pues la familia Rood era así, las mujeres llevaban vestidos y los hombres traje. El hermano menor no se encontraba en la foto, apenas se podía observar un poco de su brazo, sujetando un juguete. En esos tiempos, la familia disfrutaba de una felicidad plena, sin nada de problemas o pérdidas. Pero, tal y como decía su abuela, "si la vida te sonríe está planeando algo". Luego de eso, los padres fueron asesinados, el hermano menor desapareció y las únicas sobrevivientes de la familia fueron llevadas a un manicomio. Los rumores en la ciudad la llamaban "la maldición Rood", y la verdad formar parte de la familia ya de por sí era una maldición, aunque trataban de mantener una buena apariencia hacia los demás.

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⏰ Última actualización: Dec 12, 2015 ⏰

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