*Buscando a la verdadera tú*

1. Sobre las niñas y los perros

Charlie nunca había tenido un vecino de su misma edad. Eso era realmente extraño y aún más si le contábamos sus rebosantes seis años, por esta razón su corazón dio un vuelco de alegría cuando su padre le informó la llegada de sus nuevos vecinos, pues se rumoreaba que ellos tenían un hijo de su misma edad ¡Por fin alguien con quien jugar! Pensaba el alegre Charlie, nada de volver a entrar al cuarto de su hermana buscando compañía los fines de semana. Bienvenidos eran los días de correr por la calle y desvelarse viendo películas de acción con su nuevo amigo.

Cuando por fin llego el día en que el carro de la mudanza se paró en la cera de enfrente, tanta era la curiosidad de Charlie que salió lo más pronto de su casa y como un espía, se dedicó a observar a sus vecinos detrás del arbusto del jardín. Se sorprendió al notar que en lugar de bajar del carro un niño, con el cual compartiría su infancia, bajo una figura que lucía un bonito vestido azul y una cabellera roja como un amanecer.
"Una niña" pensó rápidamente este.
Algunos las llamaban asquerosas, gusanos, mal olientes, etc, pero sí de algo estaba seguro era de que ninguno de sus compañeros de escuela les había atribuido buenas cosas.
"Esto no puede ser bueno" pensó Charlie.
En ese momento se sentía el chico más desafortunado del mundo...¿Pero espera...?
" Si logro hacer que una niña sea mi amiga, seré el primer niño en todo mi salón en enfrentarse a alguna de estas, entonces mis amigos me llamaran <<el valiente>>, <<el osado>>, <<el domador de fieras>>. Seré el más popular en toda la escuela, esto no es algo malo, es mi mejor oportunidad."

Y así fue que Charlie no durmió en toda aquella noche pensando cómo acercarse a Eileen <<la vecina>>. Había descubierto su nombre gracias a su mamá, que más adelantada que él, ya había hablado con los habitantes de la casa de al lado.
Al día siguiente y librándose de todos sus planes mentales, decidió solamente ir y tocar la puerta principal. Había pasado una larga mañana paseando a su perro <Box> y estaba algo cansado. Lo recibió en la puerta una robusta señora de pelo negro y largo.

- ¿Qué quieres niño?- dijo está un poco enojada.
- Bueno...sólo quería hablar con la niña nueva..- contestó Charlie algo asustado por el aspecto de la señora.

La mujer solo se cruzó de brazos mientras se recargo en el marco de la puerta, miro durante un momento al niño y desinteresada paso su mirada al perro labrador que este tenía al lado.

- Y.. Esa cosa?- dijo entonces asqueada.- en esta casa no se permiten mascotas niño, la señora es algo alérgica al cabello de los animales.
-No es una cosa es mi perro Box y no me iré de aquí hasta ver a la niña nueva.- aclaró Charlie de una manera estricta y directa. La señora únicamente torció la boca.
- No me importa cómo se llame tu bestia, sácala de aquí si no quieres que te eche a patadas.- dijo esta.

Al ver que no reaccionaba a su advertencia la mujer tomo al niño de la playera y dando fuertes pasos lo arrastró hasta alejarlo de la entrada, y fue ahí donde Box en un intento por salvar a su dueño mordió a la señora en la pierna derecha, haciendo que está lo soltara inmediatamente, casi al mismo tiempo que emitía un grito tan agudo que despertó a toda la colonia.

- ¡haaaaaaaaaa! ¡Mi pierna!- gritó furiosa- ¡Auxilio! ¡Que alguien me ayude!

Cuando por fin algunos vecinos se aglomeraron alrededor de la casa está no hizo más que señalar al perro y su dueño que estaba sumamente asustado.

- ¡Alguien por favor, que se lleve a ese animal! ¡Me ha mordido en la pierna!

Un señor se apresuró a ayudar a la señora insistiéndole en que se quedara quieta, ya que la herida podía empeorar, mientras los demás vecinos no hacían más que pasar comentarios impropios y mirar de manera repulsiva a Charlie que sostenía a su perro de manera protectora. Cuando por fin llegaron a la escena un par de policías junto con la mamá de Charlie, las cartas se pusieron sobre la mesa, intentando como siempre buscar algún culpable.

- Señora lo siento mucho pero por el testimonio de la niñera solo podemos encontrar como culpable al perro- le decía uno de los policías a la mamá de Charlie- tendremos que llamar a la perrera para que se haga cargo del animal.
- ¡No! Mamá diles a estos hombres que mi Box no es culpable de nada, el solo intentaba defenderme de lo que me hacía la cruel señora. Por favor no dejes que se lo lleven- imploro Charlie de manera desesperada, pues amaba tanto a su perro como su propia vida.
- Charlie mírame- le dijo entonces su mamá mientras se agachaba para quedar a la altura de él- no puedo hacer nada al respecto, no hay algún otro testigo que indique lo contrario y es tu palabra contra la de ella. Lo siento mucho hijo pero tendrás que despedirte de Box.

Justo cuando Charlie se echó a llorar en el hombro de su madre, apareció en la puerta de la casa una niña pelirroja que no aparentaba más de siete años y lucia un hermoso vestido blanco. Todos la miraron como si de un ángel se tratara, pues era nueva en el vecindario y nadie la había visto jamás.

- Yo vi lo que sucedió.- dijo esta mientras se dirigía a los oficiales- La culpa fue de mi niñera.

Aquellas fueron las primeras palabras reveladoras que escucho Charlie.
Sobre lo que pasó después se puede decir que todo volvió a la normalidad. Con más de un testigo la cruel señora se sintió tan presionada que terminó revelando la verdad, supongo que después de todo no era tan mala. Charlie recuperó a su perro Box y después de un largo regaño por parte de sus padres termino llendo al jardín de su casa para reflexionar, fue allí donde encontró las palabras que lo alegrarían. Estaban escritas en un papel blanco en forma de avión. Al abrir la nota se podía leer en una hermosa letra cursiva lo siguiente:

"Espero que te encuentres bien,
Perdón por no haber aparecido antes pero me daba algo de pena.
Que pases buenas noches,
Te quiere: Eileen."

Aquellas fueron las palabras que cambiaron el rumbo de esta historia.