10. De disculpas

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Era jueves y Pako caminaba junto a Charlie en dirección a la escuela. Llevaban un buen rato sin entablar una conversación, era como si los dos sintieran todas las emociones de la despedida acumuladas, que ninguno se atrevían a expresar. Había tantas cosas que decirse y tan poco tiempo, ambos se preguntaban que sería de sus vidas sin la presencia del otro. Una vida sin su mejor amigo.
-¿Entonces te irás este sábado? -preguntó Pako dando fin al silencio.
-Si.-contestó Charlie casi en un susurro.
Después de esta última palabra, un manto de dudas y incomodidad cayó nuevamente, alargándose hasta que los dos estuvieron frente a la escuela.
Ya en los pasillos Pako se volvió hacía su amigo y dándole un saludo lleno de energía, le grito a su amigo.
-¡¡Nos vemos en la salida!!
Alguno que otro alumno los miro con cara de extrañeza y molestia, algo que no le importo en lo absoluto a Charlie, que por fin veía el verdadero espíritu de su amigo. Y pensando esto le respondió mientras sonreía.
-¡¡Ok!!
"¿Cómo hemos cambiado tanto?" Pensó al tiempo que se daba la vuelta y se dirigía a su salón, no si antes esbozar una última sonrisa a favor de todos aquellos recuerdos acumulados.
...
Las clases transcurrieron un poco más rápidas de lo normal, algo que sólo hizo pensar a Charlie en lo fácil que son las cosas cuando se miran diferente. ¿Cuántos días no había ocupado de su vida sentado una butaca como esa? Mirando siempre hacia delante, sin fijarse en lo bonito que se escondía el sol en lo alto de la ciudad, o en el peinado nuevo de la profesora y lo bien que sabia explicar. Todo esos días...
Se sentía distinto a como era al empezar en año, y era algo que se podía notar no sólo en su nueva sonrisa, sino que resplandecía por todo su ser.
Al sonar la última campaña del día Charlie se dirigió hacia dónde la maestra y se dedicó a explicarle toda su situación, buscando de alguna manera que le apoyase en el momento de pedir los papeles para cambiarse de escuela.
La profesora escucho todo atentamente y al terminar le dio su consentimiento.
-Por supuesto, avisare a la Dirección para que puedas hacer el trámite lo antes posible, y pases hoy a recogerlo.
-Muchas gracias.- dijo Charlie mientras se despedía, ignorando casi por completo a la chica que lo miraba unos metros atrás.

Una vez que el salón se hubo vaciado, Jazmín sé acercó a Charlie que se encontraba en ese momento acomodando sus cosas, asegurándose dos veces de no dejar nada importante.
-Hola Charlie.- dijo intentando sonar amable.
El joven le dedico una mirada corta y se volvió rápido hacia sus asuntos, dejando en claro que no le apetecía hablar con ella.
-Comprendo que estés enojado conmigo, y más después de lo que ha pasado,- retomó Jazmín intentando llamar su atención.- por eso he venido a pedirte disculpas.

En ese momento Charlie se volvió hacia ella para comprobar que sus palabras fueran sinceras. No podía ignorar una disculpa y menos desde su posición.
-Acepto tu disculpa, pero quiero que sepas que eso no significa que justifique lo que has hecho.- dijo mientras tomaba sus cosas y caminaba hacia la salida.
-¡Perdóname Charlie, he sido una tonta! .- gritó la chica a su espaldas, en lo que parecía ser casi un sollozo.- Escuche lo que le decías a la maestra hace unos momentos, de que planeas cambiarte, y ha sido en ese momento que me di cuenta de lo mal que hice al mentirte.

El joven se paró en seco ya a unos pasos de llegar a la puerta, y haciendo por fin que él le mirara, ella se acercó lentamente hacia dónde estaba.
-Creo que esto te pertenece.- dijo la chica mientras sacaba un broche de su bolsillo de suéter.- Mentí al decir que era mío, la verdad es que no se tocar ningún instrumento.
Concluyó mientras estiraba su mano para darle el pequeño broche en forma de libélula a Charlie.
-¿Y...porque? .- preguntó incrédulo por lo que sus ojos veían.
-Quería que pensaras que teníamos algo en común, que lo nuestro era especial.- pronunció la chica casi al borde del llanto.
Charlie se acercó a ella solo un poco, tomándola de los hombros en un gesto de consuelo, y asegurándose de estar cerca de su oído musitó una simple palabra que hizo que las intenciones de Jazmín se detuvieran.
-Gracias.- dijo antes de darse la vuelta y salir de allí.
...
Había tomado absolutamente todas sus cosas asegurándose que nada le faltara. No planeaba volver nunca más a aquel instituto, así que haciendo caso a las palabras de su maestra se dirigió una última vez a la Dirección para pedir el documento de cambio.
- Muchas gracias .-dijo después de que la secretaria de la oficina le entregara el ultimo requisito.
Y camino directo a la salida.
De repente se acordó de la última cosa que debía hacer, y no por ello menos importante. Así que se detuvo unos cuantos escalones antes de tocar la cera y sacó su celular dispuesto a marcarle a Elia, planeaba decirle que le esperará a las afueras de la escuela para disculparse.

Un timbre, dos timbres...

El número que usted ha marcado está fuera de servicio.

"Excelente" pensó Charlie mientras guardaba su teléfono nuevamente, "¿Habrá cambiado su número?, o ¿Será que no quiere hablar conmigo?"

Espero solo unos cuantos minutos para ver si divisaba a la chica salir, pero al notar que la escuela casi había quedado vacía decidió irse a casa, no sin antes enviarle un mensaje a su amigo para avisar.
"Siento irme antes, pero tengo que terminar de empacar. Nos vemos en la noche."

Sin embargo no faltó mucho para que su amigo le contestara.
" Ok, Charlie!! Pero escucha esto: No vas a parar de alabarme ;) "

"¿Porqué? ¿Pasa algo?"

"La encontré amigo, la encontré."

"¿A quién encontraste? :/"

"A quien más? A Eileen,
Ahora puedes empezar a felicitarme :3 "

Charlie se quedó mirando el móvil durante un buen rato, sin creer lo que sus ojos leían.
Pako la había encontrado, y él no sabía cómo reaccionar. Habían pasado tantos días sin su compañía que estaba casi seguro de que había sido un sueño el haber estado cerca de ella, pero algo en su interior le decía que aún había esperanza; y que su tiempo se agotaba.

El joven marco unos mensajes más, pidiendo todo detalle sobre lo que sabía a Pako.
El cual respondió rápido y eficaz, enviando por último una dirección.
Y así aquel chico que creía todo perdido, vio su última oportunidad marcada en aquellos números, y sin pensárselo dos veces se dispuso a marchar a donde estaba su primer amor.

*Buscando a la verdadera tú*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora