Zwei

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-¿Ha visto a este chico? -entregó un panfleto con una imagen del castaño impresa y su nombre, también incluía un número de celular y una dirección.

-No, lo lamento -el hombre aceptó amablemente aquel panfleto regalándole una sonrisa compadecida.

-Gracias... Solo, llame avisando cualquier cosa, por favor -suplicó, el hombre asintió y se despidió para seguir su camino.

Así pasó el resto de la tarde, sin respuestas positivas. La misma mala suerte le corrió a Heechul, Sungmin y la madre del castaño.

-¿Por qué...? -la mujer comenzó a sollozar entre los brazos de Hyukjae, quien mantenía un gran nudo en su garganta. No sabía como consolar a una persona que estaba pasando por lo mismo. No se sabía controlar él mismo. Donghae había desaparecido dejando a todos destrozados. El rubio abrazó con más fuerza el cuerpo de aquella desolada madre, tratando de reunir los trozos esparcidos de su alma, y de paso, tratando de repararse él mismo.

-En algún momento lo vamos a encontrar... ¿No? -Trató de encontrar consuelo Sungmin, Heechul soltó algunas lágrimas y abrazó al mayor.

-Tenemos que encontrarlo, tiene que aparecer... Aunque, aunque lo encontremos... -no lograba sacar aquella idea que rondaba su cabeza por su boca, simplemente porque ni él mismo lo aceptaba. Su mejor amigo no podía estar muerto. No.

Volvieron todos devastados al hogar de la mujer, no debían abandonarla en aquellas condiciones, siempre había uno que se alojaba con ella. Donghae era su único hijo, no soportaba la perdida. No después de la muerte de su esposo...

-Yo... Me voy señora, mi madre me a llamado diciendo que Kyuhyun espera por mí -habló el chico mayor, ella asintió

-Claro cariño... Ten cuidado, ¿sí? -Sungmin sonrió y se despidió para luego salir de aquel hogar que se sentía tan oscuro y frío. Tan solitario.

-¿Puedo... Ocupar... -tragó fuertemente antes de terminar- ... Su habitación? -la mujer lo miró con ojos grandes y asintió soltando otro montón de lágrimas.

-Sólo, no cambies el orden de nada -susurró.

-No sería capaz -susurró de vuelta.

-Yo iré al cuarto de visitas -anunció Heechul- Tenga una buena noche, él estará bien -Pero nadie, ni él mismo, se creyeron aquellas dulces palabras. Y desapareció por un pasillo hasta aquella habitación.

-Ve a dormir tu también, Hyuk -pidió la mujer débilmente.

Cuando el rubio llegó a la habitación dio un largo respiro preparándose para encontrar todas las pertenencias de su chico. Luego tomó la perilla de la puerta y la giró lentamente hasta que la puerta cedió y se abrió, dejando a la vista del rubio aquella habitación con ausencia de presencia en su interior. Un escalofrío recorrió su espalda y a pasos tímidos caminó hasta el interior, sentándose en la cama.

Mientras, encasa de Sungmin, ambos chicos se mimaban abrazados sobre la cama del mayor.

-Kyu... Tengo miedo -hizo un puchero.

-¿De qué? -preguntó en un susurro, acariciándole el cabello.

-De perderte, como Hyuk perdió a Hae.

-Eso no va a suceder, te lo prometo.

-No deberías prometer cosas que no podrás cumplir.

-Entonces prometo cuidarme y cuidarte para que nadie nos separe -Sungmin sonrió ante aquello y le regaló un sonoro beso en la mejilla.

-Te amo.

Aquellas sinceras y dulces palabras llegaron más allá de los oídos de Kyuhyun, se acercó con cuidado al mayor y le besó los labios con delicadeza.

-También te amo.

Sungmin se sentía tan a gusto y protegido en los brazos del chico de rulos... Pero detrás de su sonrisa se escondía la tristeza por la perdida de uno de sus mejores amigos. Donghae había estado para él cuando nadie más lo quería cerca, cuando hasta su propia madre lo consideraba escoria, por su orientación sexual. Pero más tarde su madre reflexionó, y se dio cuenta que no sería capaz de mantenerse alejada de su único hijo, por lo que lo recibió con los brazos abiertos. Y Donghae siguió ahí, manteniéndose firme, animándolo con su sonrisa y dándole miles de abrazos. Las ganas de llorar lo invadieron nuevamente. No podía ser posible todo lo que había sucedido. ¿Cuánto tiempo más iba a pasar?, cinco desdichados meses en los que su amigo no había dado ninguna pista de seguir... Con vida. Y a Sungmin cada vez se le asemejaba más la idea de que Donghae estuviese muerto a la realidad...

-Kyu... Necesito que él vuela -sollozó. El rulado lo abrazó con más fuerza y lo llenó de besos, conteniéndolo.

-No te preocupes cariño... Él está bien.

De vuelta a la casa de la madre del desaparecido, en la habitación para huéspedes, se encontraba Heechul observando el techo, su rostro rojo y sus ojos hinchados delataban lo mucho que había llorado. Vaya, realmente nunca se había imaginado así de mal por alguien... Y es que tampoco se había imaginado una vida sin su hermano, amigo, compañero, Todo. Donghae era su todo, su punto de estabilidad. Aunque a veces lo odiase, no podía negar cuanto lo extrañaba. Y no superaba su perdida con nada. Siwon no ayudaba mucho. De hecho, lo agobiaba más, desde que habían comenzado a salir, él no dejaba de atormentarlo con que sea una relación en secreto, que nadie debía saber porque eso estaba mal. Era contra Dios el que dos hombres estuviesen juntos, ¿Entonces por qué estaba con él? Tampoco lo consolaba por la desaparición de Donghae, estaba ocupado fingiendo salir con una chica frente a su estúpida y religiosa familia.

Entonces, volvemos a Hyukjae y su gran dolor. Aquella opresión en el pecho. Aquella culpa por perder al amor de su vida. Aquel odio interno hacia aquel señor. Tanta furia llenando sus venas...


Próximo encuentro {EunHae}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora