Fünf

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Abrió los ojos encontrándose con el color blanco del techo, miró hacia los lados y se encontró con paredes color azul, se le hacía extrañamente conocido aquel lugar. Pronto escuchó una respiración ajena a la suya y sus ojos dieron con una mujer de rasgos similares a los suyos, "mamá" escapó de sus labios.

Todo era un poco más claro, se observó a sí mismo y llevaba puesta una pijama. ¿Cómo? ¿Cuándo?

-Hijo... -Donghae volvió a mirar a la mujer y esta sonreía con lágrimas en el rostro- te hemos extrañado tanto, hijo -dijo tomando su mano con suavidad y acariciándola con delicadeza.

-¿Hemos? -susurró, su madre asintió y se levantó un momento, saliendo de la habitación para volver con una bandeja en sus manos.

-Sí, todos te hemos extrañado demasiado -se volvió a acomodar junto a la cama y dejó la bandeja sobre el escritorio para poder ayudar al castaño a sentarse- Vamos, come un poco cariño, después hablaremos -Donghae asintió y recibió la bandeja un poco torpe.

Comió todo lo que su ahora reducido estómago le permitió y le agradeció a su madre. Cuando su madre le dijo que descansase otro poco y lo dejó solo en aquella habitación, que resultó ser su habitación, el llanto se apoderó de él, porque ahora la esperanza volvía. Aún no sabía de Hyukjae, y lo había olvidado por unos cuantos minutos mientras comía y observaba a su madre, pero ahora que se encontraba nuevamente solo, los recuerdos invadieron su mente como torbellinos y las lágrimas se atropellaban unas con otras al bajar por sus mejillas. 


Al despertar, creyó que nuevamente se encontraba atado a aquel mullido colchón, pero cuando se fijó en las paredes y notó aquel vivo color azul un suspiro salió desde lo más profundo. Alguien tocó a la puerta y se giró lentamente hacia el rectángulo de madera para modular un débil "adelante".

-¿Cómo amaneciste, amor? -preguntó su madre entrando y acercándose al castaño, peinando suavemente los cabellos de este.

-Mucho mejor -susurró con una media sonrisa.

-Eso es perfecto cariño, han venido a verte -Donghae extendió sus ojos y se ilusionó pensando "Hyukjae, Hyukjae, Hyukjae"

-¿Quién? -preguntó ansioso.

-Ya lo verás -le sonrió dulcemente y volvió a la puerta para llamar a quienes parecían estar detrás de esta- Chicos, pasen -Entró una pareja cogida de la mano, ambos chicos miraron a Donghae como si vieran un fantasma, luego las lágrimas se acumularon y ya no hubo vuelta atrás cuando el mayor de los tres se abalanzó al castaño en busca de un abrazo.

-Sungmin... Deberías calmarte un poco -el chico de rulos apoyó una mano sobre el hombro del mayor, quien lloraba con desconsuelo sobre Donghae.

-No puedo... -dijo entrecortado- te extrañé tanto... Dios, creí que estabas... -sollozó más fuerte y el castaño lo aprisionó entre sus brazos, cerrando sus ojos con fuerza.

-Minnie hyung... -sorbió su nariz y ahogó un sollozo.

-Kyu, cariño, salgamos un momento -habló la mujer, y el chico de rulos asintió.

-Fue horrible -dijo Donghae al oído de Sungmin.

-Pero haz vuelto, realmente habíamos comenzado a perder las esperanzas -ya estaban más calmados, pero seguían abrazados.

-¿Quienes? -preguntó inhalando el aroma del mayor.

-Todos, Hae, todos

-¿Quienes son todos, Sungmin?

-Tu madre, kyu, yo, Heechul... Hyuk... -el último nombre apenas se oyó y eso logró alterar nuevamente el corazón del castaño.

-¿Dónde está Hyuk? -mordió fuertemente su labio inferior.

-Hae...

-¿Dónde? -casi podía saborear la sangre por la presión de sus dientes.

-Hae... Hyuk, él... no pudo con tu desaparición, trató de soportarlo pero... -No, no podía ser lo que Donghae estaba pensando, ¿o sí? Las lágrimas volvieron a brillar y a caer por sus mejillas.

-No... -sollozó.

-No, no Hae, no es lo que crees, lo siento si lo hice sonar así, yo... Aish, Hae.. -habló de forma rápida el mayor intentando calmar a Donghae- Dios, Hae... Lo que pasó es que...

-¿Qué? ¿Qué pasó? -trató de calmarse lo más que pudo.

-Hyuk viajó a China, aquí estuvo al borde de un colapso por recordarte... -aquello no calmó Donghae y Sungmin se maldijo mentalmente.


Al paso de las semanas Donghae ya caminaba y vivía normalmente, si normal se podía considerar el hecho de que se encontraba decaído y no encontraba atractivo vivir. Dormía, despertaba, se vestía, comía, acompañaba a su madre y recivía constantes visitas de sus amigos. Por fin estaba en casa.

-Hijo, cambia esa cara, tienes visita -lo regañó su madre.

-Pero mamá, vienen todos los días, saben de mi rostro asqueroso -se quejó el castaño haciendo un puchero.

-Como quieras, yo te advertí -la mujer caminó hasta la puerta con los brazos cruzados y los soltó para poder abrirle la puerta a quien quiera que fuera la persona de fuera- Pasa cariño, Donghae a estado insoportable por tu culpa -dijo mirando de reojo al castaño con el ceño fruncido.

"Tu culpa", ¿A qué se refería su madre? ¿A quién estaba culpando? Donghae tenía esa actitud de depresivo impulsivo a causa de Hyukjae, pero el estaba en China... ¿no?

-Con su permiso... -esa voz... Donghae se puso de pie rápidamente con los nervios de punta.

-¿Mamá..? -susurró.

-Los dejaré solos -sonrió y desapareció por la cocina.

-Dios mío... Estas vivo -un chico con el cabello rubio entró a la casa, miró a Donghae y sonrió melancólico, dejando escapar un sollozo.

Próximo encuentro {EunHae}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora