Sí, nada hacía más feliz a Lee Donghae que poder ver un poco de luz rociarle el rostro... ¿Cómo era posible la luz en un lugar sin ventanas ni filtros? ¿Cómo era posible siquiera vivir? Bien, la pequeña Sidney se había encariñado lo suficiente con él como para arriesgar su vida dejando siempre la puerta levemente abierta, siendo que el Señor prohibía rotundamente aquella acción. Había un nuevo chico, bien, no tan nuevo, solo que Donghae no sabía de su existencia porque... Bueno porque él no puede salir. Ese chico se encargaba de llevarle pequeñas raciones de comida, Sidney ya no era requerida para aquella acción, pero de todas formas se mantenían comunicados pues ella se escabullía con su pequeño tamaño. El nuevo chico no era tímido como el resto, se veía bastante fuerte de carácter, y nunca le ha dirigido la palabra al castaño. Tiene unos ojos azules muy oscuros, unos labios gruesos y un cabello negro que casi toca sus hombros, utiliza una camisa blanca limpia, un bóxer negro que no parece gastado, más bien está nuevo y tiene el privilegio de usar calcetines, por lo que a simple vista y aquellas circunstancias, Donghae lo describe como el favorito del lugar y le produce... Tristeza, angustia y asco.
-¿Cuánto tiempo llevas aquí?
El ojiazul se mantuvo en silencio mientras molía las papas en la sopa para espesarla un poco y lograr que el castaño estuviese satisfecho de alguna forma.
-¿Cuántos años tienes?
Nuevamente el silencio se hizo presente y a Donghae le recorrió un escalofrío por la espina dorsal.
-¿Por qué diablos no hablas? ¿eres mudo?
Los penetrantes ojos azules de aquel chico dieron con los cafés de Donghae.
-¿De nuevo no responderás?
El chico simplemente se dedicó a llenar la cuchara y llevarla a la boca de Donghae obligándolo a callar mientras comía. Al terminar aquella tortura, el chico limpió la comisura de los labios de Donghae con un pañuelo medio decente y le quitó las mechas de la cara. Se puso de pie, tomó la bandeja con ambas manos y caminó hasta la puerta.
-Cuando te toque a ti en una próxima vida ser el primero en recibir el tacto de sus asquerosas manos... Entenderás que el silencio es primordial, si decides aferrarte a la vida la única regla es que te calles.
Donghae nunca imaginó el miedo que le provocaría escuchar por primera vez la ronca y rasposa voz de aquel chico.
Minutos después de que el chico se fue, que para Donghae fueron horas, entró Harry. Al verlo, el castaño sintió una opresión por todo su cuerpo, era hora...
-Lo siento... -Susurró el niño acercándose a él y dejando su balde con agua en el suelo junto a la cama para poder untar con más facilidad aquel trapo que llevaba en manos.
-No tienes nada que lamentar, Harry -le habló Donghae conteniéndose de las ganas que tenía de llorar, no le gustaba derrumbarse frente al pequeño Harry. Harry era una pieza completamente rota y Donghae no quería arruinarla más.
-A veces siento que soy el culpable de esto... -confesó limpiándole las piernas, pasando el trapo varias veces en los lugares que encontraba sangre seca.
-¿A qué te refieres Harry? -preguntó cerrando los ojos al sentir como el menor pasaba el áspero y viejo trapo por una cortadura en la rodilla.
Harry negó fuertemente con su cabeza, batiendo sus rizados cabellos. Continuó limpiando en silencio mientras Donghae lo miraba tratando de analizar que había querido decir.
-Bien, yo... Cuidate -tomó su balde con agua rápidamente y salió de la habitación.
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Próximo encuentro {EunHae}
FanfictionNunca le había sucedido algo parecido. Tampoco se lo esperaba. Nadie realmente espera que le suceda algo tan trágico. Tal vez estaban destinados a ser como Romeo y Julieta. Pero de ser así, a Lee Hyukjae le encantaría morir junto a él. No soporta la...