El amor supera el ser Hombre

Capitulo 20 - Dias Tranquilos

Los días pasaban y el pequeño Asahi cada día estaba más grande, más fuerte, y muy a pesar de haber nacido prematuro, el médico había confirmado de nuevo la gran vitalidad del pequeño, pero en lo que respecta a Takafumi, su hijo era simplemente perfecto, tenía el cabello oscuro como el, pero ondulado como Zen, además de sus hermosos ojos.

Casi tres meses después de su nacimiento Takafumi aun no salía de su ensoñación por su hijo, y a pesar de sus temores típicos de un padre primerizo, se había destacado, siendo toda una mama gallina con su pequeño polluelo.

-Vas a gastar al bebe si lo miras tan intensamente- dijo Zen, mientras entraba a la habitación

- ¡Ey!... Es mi hijo puedo verlo cuanto quiera-respondió rápidamente

Bueno yo también vine a contemplar y jugar con su alteza real - tomando a Asahi de los brazos de su esposo, haciendo que el infante sonriera por estar con su otro padre.

¿Dónde está Hiyo? -buscando con la vista a su hija, la cual no se separaba de su mama y su hermanito.

Salió a cabalgar, con su amiga- respondió sonriendo al ver la escena de su hijo esposo

¡Claro!, se me olvidaba- poniéndose serio, Takafumi conocía esa expresión, Zen tenía nuevas noticias sobre el envenenamiento que sufrió y que provoco el nacimiento prematuro de su hijo- Masamune mando una carta, no encontraron nada que pudiera servir como pista, sigue sin encontrar al culpable

- Ya veo- suspiro

- Lo lamento mi amor, yo quisiera poder hacer mas

- Esta bien; Asahi está sano es lo que importa ahora – sonriendo con tristeza en la mirada

- Zen se sentía culpable y hasta que encontraran al culpable siempre se iba a sentir así, en eso recordó que la carta de su cuñado - Y junto con la de Masamune, venia una carta de Ritsu

El semblante cambio automáticamente en Takafumi, saber de su hermano pequeño, siempre haría revolotear su corazón de alegría; si por ellos fueran unirían los reinos y vivirían juntos.

Hola hermano, como quisiera estar contigo y compartir el crecimiento del pequeño Asahi, será hermoso como su madre, pensé en que debería visitarte y decirte esto de frente pero el medico dijo que no es recomendable y que deberé permanecer en cama mucho tiempo.

Takafumi sintió como si su corazón se detuviera, contuvo la respiración, esperaba que su hermano estuviera bien, si no de inmediato pediría a Zen viajar, para cuidar a su hermano.

Parece que el tiempo que estuve enfermo, afecto de más mi cuerpo, es un poco triste pero parece que solo podre pasar esto una vez, pero eso no quita la felicidad que siento, me imagino que debes estar pensando lo peor, pero estoy bien cuando recibas esta carta posiblemente este pasando del mes de embarazo, ¡Serás tío!, el medico dijo que además de ser demasiado joven, mi cuerpo sufre la consecuencias de mi enfermedad; por lo tanto hasta que dé a luz no puedo salir del castillo, y hasta que nazca tampoco sabre si podre tener más hijos, pero es maravilloso hermano, siento que el cielo no pudo sonreírme más, vive feliz hermano a como yo lo hago cuida tu hijo con amor

Tu hermano

Las lagrimas caían por las mejillas de Takafumi, tenía sentimientos encontrados, felicidad por su hermano, porque estaba viniendo su sueño de una familia, y al mismo tiempo preocupado por la salud de este, solo podía pedir a los cielos, que lo bendigan con salud.

-Ya lo sabias

-Masamune lo menciono en su carta, esta preocupado

-Quiero estar con el

Está bien, esta noche partiré hacia las fronteras, debo organizar a los soldados y asignar tareas, mientras no estemos - poniéndose de rodillas – dame una semana y podremos partir, besando cada una de las mejillas de su amado pelinegro

La noche llego rápidamente Takafumi con su hijo en brazos y su hija abrazada a su cintura despidieron a Zen; quien vio temblar un poco los pequeños cuerpos.

- Por favor, mientras no esté aquí no quiero que salgas sin guardia a cabalgar Hiyori- mirando con amor a su hija, mientras dejaba un beso en la coronilla de su cabeza

-Si papa

- Cuida a mama y a tu hermanito

-Si

-Takafumi – llamo su atención y por un momento se perdió en sus hermosos ojos grises – Te amo, regresare pronto

-También te amo

Sellando su despedida con un beso; Zen partió, confiaba en que ellos iban a estar en el mismo lugar a su regreso; pero una sombra estaba al acecho, de una oportunidad, de esta oportunidad.

El castillo estaba en silencio, y una silueta se escabullo por aquello pasillos con agilidad, el conocía el lugar, lo había estudiado por un tiempo, después de todo la oportunidad no repetiría; que tontos eran, al no tener una guardia cerca de los aposentos reales, se jactaban demasiado de su seguridad; rápidamente se encontró frente a la puerta donde descansaba ese hermoso doncel, entro sin hacer ruido, y lo diviso en entre la tenue luz de luna que inundaba la habitación.

-Mi querida reina, esta noche serás mío – hablo en un susurro, como había sido tan tonto Zen, como para dejar a tan hermoso ser, solo con dos hijos pequeños

Takafumi escucho una voz, algo lejano, se obligó a despertar, pensando en sus pequeños tal vez Asahi, había despertado, o incluso Hiyo, podía necesitar algo, pero antes que pudiera terminar de razonar, aquel hombre que fue tan cortes con él, le cubrió el rostro con un trapo, que lo hizo sentir mareado, hasta que todo se volvió negro.