Parte 6: El secuestro.

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Lyra quería entrar en esa maravillosa casa completamente decorada de arriba a abajo. Yo, en cambio, no estaba muy seguro de entrar en una casa de un desconocido, pero, tal vez esa casa fuese la del hombre que me habló el doctor. Nos acercamos despacio, cruzando un camino o más bien una pasarela con guirnaldas velas de colores, gnomos y duendes graciosos. Subimos por unas escaleras con faroles de metal blanco y negro y macetas con amapolas. La puerta era de madera de nogal y la mirilla tenía colgado un reno de oro con regalos de colores atados a sus cuernos plateados. Llamé al timbre con la esperanza de que realmente esta fuese su casa, porque parecía más una fábrica de juguetes. Pasaron 10 minutos y nadie abrió. Lyra golpeó la puerta.

-¿Hola? ¿Hay alguien? ¡Quiero jugar!

Cuando terminó la palabra "jugar" la puerta se abrió de golpe y apareció un señor mayor con una boina en la cabeza, unas gafas muy pequeñas, un traje de conductor de tren antiguo y unos botines castaños con la suela blanca. Parecía que era amigable, su rostro era cansado pero aún así mostraba ánimo de continuar trabajando.

-Bienvenidos, ¿quiénes sois? ¿Y a qué habéis venido?- dijo con una voz anciana y un poco ronca.

-¡Yo soy Lyra, él es Javi y este pequeñín, es Copito! ¿Podemos jugar con tus juguetes?

-¿Habéis venido a jugar? ¿Por qué no lo habéis dicho antes? Adelante, pasad.

Nos acompañó hasta un salón, el interior de la casa también estaba decorado, los cuadros, esferas navideñas, cestas en los muebles de otra época con huevos de pascua. La cocina era la típica americana, con una encimera blanca de 3 metros de largo con taburetes rojos, una nevera adornada de imanes de corazones de San Valentín y listas de la compra,muebles, armarios y al fondo una pequeña despensa. El salón contenía un sofá rinconera marrón, una alfombra redonda con flores, muebles y más muebles con adornos y cestas con huevos de pascua, una mesa pequeña ratona con un belén, a una esquina de la habitación se encontraba un árbol de Navidad y en la chimenea de ladrillos blancos con calcetines llenos de caramelos, emanaba un fuego dorado y cálido. Nos sentamos a gusto en el sofá admirados por la belleza del paisaje que el señor se había esforzado por decorar. Vino de la cocina con una bandeja de cristal con dos vasos de leche con chocolate y unas cuantas galletas con virutas.

-Abuelo, ¿por qué decoras la casa de varias fiestas? Estamos en otoño, y falta mucho para Navidad, Pascua, San Valentín, Acción de Gracias, Halloween, etc...

-Sí, sé que puede parecer raro, pero yo soy así. Me encantan las fiestas, las decoraciones, los festivos, los fines de semana y sobre todo los juguetes.

-¡A mí también me gustan los juguetes! ¡Y las fiestas también!- sonrió Lyra mientras jugaba con una casa de muñecas y un elefante de peluche.

-Pero no tiene sentido poner celebraciones cuando no lo son.- dije extrañado.

-Puede que no tenga sentido, pero mientras estemos en mi casa todo es posible. Je je je.

Me terminé de tomar el vaso y las galletas y contemplé el salón en busca de algo interesante como una televisión.

-¿Queréis un poco de uvas de Año Nuevo?-nos ofreció.

-No gracias- respondí.

Copito se acercó a las uvas y comenzó a roer y a comer todo el manjar.

-Abuelo, hay algo que quería preguntarle.- me dispuse a realizar la misión

-Claro, dime.

-Señor, ¿Puedo jugar con ese avión?- preguntó Lyra deseosa de coger el juguete que estaba colgado en el techo y volaba gracias a un sistema de hilos.

-¡No! Aún no está terminado.

Lyra se entristeció y continuó jugando con los otros juguetes.

-Abuelos, como iba diciendo. ¿Conoces al Doctor Watson?

-¿Watson, dijiste? ¿Y qué si lo conozco? Ese hombre no es trigo limpio.

-¿Es usted Richard de Milo?

-Sí, soy yo.

-Entonces sabrás lo que es esto...

Cogí mi mochila y saqué de la bolsa la cabeza de la chica asesinada. Se la entregué al señor.

-P-pero tú cómo tienes esto.

-Veo que sabes lo que es y ahora, ¿Por qué lo hiciste? Fuiste tú quien la creó, ¿por qué querías engañar a la gente de San Mikaela?

-Sí que creé yo a esta muñeca pero no engañé a ningún habitante.

-¿Estás diciendo que tú no la enviaste? ¿Entonces qué pasó con el hombre? ¿Y el disparo? ¿Y la falsa chica que apareció mágicamente en el hospital?

-No sé de qué estás hablando. En cualquier caso, hablaremos de esto mañana por la mañana, ya es muy tarde.

Subimos por unas escaleras hasta llegar a una habitación con cuatro camas, supuestamente serán para los invitados ya que varios muñecos estaban acostados en cada una. Elegimos dos y nos echamos a dormir. El señor apagó las luces y cerró la puerta. Yo sabía que él era el culpable sólo que no tenía apenas alguna prueba. Cuando finalmente me dormí comencé a soñar. En el sueño la puerta se abrió, dos hombres vestidos de negro aparecieron y se llevaron a Copito y a Lyra, que ya lloraba asustada. El señor les decía que se detuvieran pero uno de los hombres le empujó y cayó por las escaleras, el otro hombre me cogió y nos llevaron a Copito, Lyra y a mí al coche. Copito fue encerrado en una jaula que no cabía en el maletero así que lo tiraron lejos (aún encerrado) y se pusieron en marcha. Cuando me desperté ya era por la mañana, me encontraba en el asiento izquierdo de atrás. Miré por la ventana, un paisaje en movimiento, blanco y helado cubría el camino, los árboles, las praderas, los otros pinos, el río congelado y las madrigueras de los animales invernales. Era un paisaje de sierra. Pensé que iba de excursión con mis padres, miré a la derecha y entonces descubrí que me equivocaba, Lyra yacía durmiendo plácidamente. Observé el frente y vi a los dos hombres que nos sacaron de la casa del señor, él no estaba por aquí. ¿Qué querían de nosotros? ¿Por qué nos sacaron de allí? ¿Al señor no le dio tiempo de explicarme lo que pasó ayer con la chica? Sólo tenía una cosa clara, estábamos siendo secuestrados.

Asesinato después de clase  [en reedición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora