Tuerto, maldito y enamorado

17 1 0
                                    

Ser adolescente apesta, y más aún cuando la persona que te gusta no te corresponde como tú esperabas. Alex es un chico de dieciséis años y está colado por Anabel, una chica tan popular como problemática, que no le hace ningún caso. Le gustan los chicos que fuman y que hacen cosas "extremas", y lo más extremo que ha hecho Alex en su vida fue cuando hizo puenting en Cuenca el verano pasado. Un día mientras paseaba por la calle, se paró atraído por un escaparate un tanto sospechoso. La tienda se llamaba "Buenaventura" y en el escaparate, de colores morados y violetas, con bolas de cristal, y cartas del tarot, había todo tipo de frasquitos de colores con nombres como: "para la buena suerte", "para tener salud"... y el que más le interesaba a Alex "Para enamorar". Sin pensarlo dos veces, el chico entró en la tienda. Dentro, el lugar era todavía más supersticioso todavía. Había desde velas que predecían tu estado de ánimo según el color de la llama, ungüentos que "podían" curar todo tipo de dolencias, los frasquitos que él ya había visto en el escaparate, hasta collares que prevenían contra presencias oscuras. En el mostrador, una mujer lo miraba sonriente. Se acercó a ella y sin que él le dijera siquiera lo que quería comprar, le dijo:

-Toma, tengo justo lo que buscas, chico enamorado. Pero cuidado-le advirtió, mientras le daba el frasquito-si pretendes modificar tu destino puede que la suerte se vuelva en tu contra. Adelante, ábrelo si tanto deseas ese amor.

Alex abrió el frasquito. Un olor pestilente salió de su interior, y los ojos comenzaron a llorarle y escocerle.

-No puedes cambiar el orden de las cosas. Eso que tienes entre tus manos es la cruda realidad, sin trucos y sin magia. Ahora marcha chico enamorado, antes de que quedes tuerto y maldito también.


Mucho Por ContarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora