Capítulo 3: Prométemelo.

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Llegué a mi casa sola, estaba confusa, no saludé a mi padre ni a mi hermana. Subía a mi habitación y llamé a Katie. No sé... La llamé tantísimas veces que ya ni me acuerdo, no me lo cogía. Se oían los típicos gritos de mi padre a mi hermana.

Any tráeme esto, Any lo otro... No sé como puede tratarla tan mal. En fin, yo no puedo hacer nada.

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Me sentaba en mi típico rincón del cuarto, para llorar, por mi madre. Murió por cáncer hace 5 años, el año siguiente nos mudemos aquí, a este barrio de Londres. Mi padre estaba tan roto que se volvió alcohólico, yo cuidé de mi hermana, me ocupé de mis estudios y de la casa. La hecho tantísimo de menos.

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Decidí salir por la ventana para ir a casa de Katie, que no estaba muy lejos. Yo tocaba a la puerta, sabía que estaba en casa, así que entré por la puerta de atrás. No parecía estar en ningún lado de la casa, pero entonces se escuchaba su llanto, no podía, me derrumbaba a mí. Su voz me guió hasta el baño, entre de un golpe y estaba junto al espejo. Junto al espejo parada, con lágrimas en cada mejilla y observándose.

- ¿Katie...?

Se desmayó hacía atrás y yo la cogí antes de que se diera contra el suelo, la llevé a su cama como pude y me quedé con ella. ¿Sus padres? Pues de viaje, la dejan sola con su hermano mayor que casi nunca está en casa. Yo dormía sobre la alfombra hasta que despertó.

- ¿Katty? ¿Que haces aquí? Me duele la cabeza... No recuerdo nada.

- Amm.... Nada, te diste un golpe cuando estabamos aquí solas y te he cuidado hasta que despertaras.

- Ah, muchas gracias -levantandose y abrazandome-.

- De nada... ¿Me... me... contarás lo de tu brazo? -preguntaba con voz temblorosa-.

 - ¿Me prometes que no se lo contarás a nadie?

- Te lo prometo.

- Veras... Emm... Mi vida no es tan buena como crees... Me veo fea y gorda, estoy sola y no tengo novio... Mis padres no me quieren y ya ni te cuento mi hermano... Lo de mi brazo son cicatrices de cortarme con un compás.

- No hagas eso -cogiéndole el brazo y mirándola a los ojos-.

- ¡PERO NO AGUANTO!

- Mira, estoy aquí por algo, para apoyarte, cuidarte y ser tu mejor amiga. Te aseguro que eres hermosa, estas buenísima y cualquier chico moriría por tus huesos. Eres perfecta tal y como eres, no dejes que nadie te diga lo contrario y si te sientes mal, me llamas y yo vengo para estar contigo, pero prométeme que no te cortaras más.

- Pero...

- ¡PROMÉTEMELO!

- Te lo prometo.

Me agarré a ella, la abrazé tan fuerte como podía y me puse a llorar en su hombro, a decirle al oído que era una de las mejores cosas que me había pasado y que es una persona increíble.

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