Capítulo 5: Mi desesperación.

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- Emm... ¿Katie? -le dije riéndome-.

- ¡KATTY! No, es solo un amigo.

El chico se marchó a clase porque había tocado el timbre y nosotras fuimos después.

- ¿Quién era ese chico? -mirándo a Katie con cara de pequeña cotilla-.

- Lo conocí ayer y me ha robado el corazón. No puedo resistir a sus encantos. Estoy tan enamorada y me hace taaaaaan feliz -me respondía-.

- Cuéntame más sobre él.

- Pues se llama Harry, tiene 17 años, es muy muy guapo, es muy sexy y tiene otros 4 amigos con los que va siempre. ¡Alomejor alguno te interesa! -me decía entusiasmada-.

- No, no quiero ninguna relación ahora mismo. Entremos, que llegamos tarde.

¿Qué como me sentía ahora mismo? Bueno... Algo contenta porque es feliz, pero siempre algo o alguien tenía que destrozarlo. Entrabamos a clase, la profesora no había llegado todavía y Katie fue corriendo a sentarse junto a Harry.

- ¡BOMBA FUERA! -gritó una de las chicas que ni siquiera sabía su nombre-.

Yo estaba confundida, pero noté algo por la espalda y de repente algo viscoso por mi cabeza. Me toqué el pelo y era ¡UN HUEVO!

- ¡GALLINA! ¡PARDILLA! -eran las cosas que me retumbaban en las orejas-.

Salí corriendo llorando, no podía defenderme, no sabía que hacer. Entré al baño de chicas y me encerré en el lavabo a llorar. Escuché la puerta abrirse y una voz dulce empezó a hablarme.

- ¿Quién está aquí?

Estaba callada mientras me quitaba las lágrimas de los ojos, pero salto por el otro lavabo y estaba delante mío.

- ¿Qué quieres...? ¿Quién eres...?

- Quiero ayudarte -me dedicaba una sonrisa- Me llamo Angy, ¿y tú?

- Yo... Katty.

- Aver Katty -cogiendo un pañuelo y quitandome las lágrimas- Lo se todo y me pareces buena persona, tú tranquila.

Me sacó, me quito todo el huevo del pelo, me arregló y me llevó a clase. Ella se fue a su clase que era otra diferente. Me quedé toda la clase sin hablar con nadie y sin mirar a nadie, aunque todos parecían mirarme y reirse de mí. Cuando tocó el timbre, Katie estuvo con Harry y yo estaba sola. Angy no estaba, no sabía donde iba, no la conocía.

Yo estaba en el sitio de siempre, los chicos y chicas pasaban y siempre murmuraban.

- ¿La has visto? Parece un ogro y no te digo ya lo gorda que esta -murmuraban-.

- Jajajaja, es muy rarita y no tiene amigos.

Me largué y me senté en un banco, al otro lado los chicos se reían de mí.

- ¡LOCA! ¡GUARRA! ¡GORDA! -gritaban mientras yo estaba llorando por dentro-.

Me volví a ir y me senté en el cespéd. Las chicas volvían a pasar, parecía que me seguían.

- ¡TONTA! ¡FRACASADA! ¡FALSA!

- ¡EGOÍSTA! ¡LOCA! ¡ABURRIDA!

-  ¡PUTA! ¡LESBIANA! ¡BISEXUAL!

- ¡FÁCIL! ¡EMO! ¡ANORÉXICA!

Yo moría. No me hartaba de llorar ahora mismo porque estaban todos delante, siempre me miraban, las palabras me dolían muchísimo y nadie estaba allí para consolarme. Solo repetían esas palabras, y daban vueltas y vueltas y vueltas en mi cabeza. ¡POR FAVOR QUE PARE! Me suplicaba a mí misma.

Volvió a sonar el timbre y entramos, volvían a mirarme mientras yo bajaba la cabeza y rezaba por irme a mi casa. ¡POR FAVOR, MATADME! ¡POR FAVOR, MATADME! ¡POR FAVOR, MATADME! Estaba encerrada en una prisión de sufrimiento seguido, no paraba y pensar que tenía que volver todos los días y ser el juguete de todos.

¡TIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIM! ¡TIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIM!

¡EL TIMBRE! Recogí como si me fuera la vida en ello y salí corriendo antes que todos mientras se me saltaban lágrimas de dolor y corría de los insultos y burlas de los compañeros.

Imperfections.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora