Desperté y tallé mis ojos, el ardor en mi mejilla no pasaba desapercibido. Me levanté y caminé al baño, cuando me vi en el espejo hice una mueca de desagrado, me veía muy mal, no tenía ni idea de por qué. Lavé mi cara, pero el color rojizo que había en un lado de mi rostro no se iba a quitar fácilmente, que mi madre le había puesto ganas. Aparte de todo mi inusual palidez lo hacía resaltar más.
Cepillé mi cabello, pero cuando noté que aún tenía harina en él opté por darme una ducha.
Abrí la llave y entré, sin importarme que estuviera fría. Tallé mis ojos de nuevo y mojé mis labios, estaban muy resecos.
Tarareé una canción que mi nana solía cantarme para sentirme un poco mejor, y lo logré. Salí de la ducha y envolví mi cuerpo en una toalla. Después de hacer todas mis necesidades y vestirme con un vestido corto blanco, me apliqué rubor para no verme tan esquelética y bajé las escaleras.
Caminé a la cocina, extrañada al no escuchar ningún ruido. Entré y vi a Tamara sentada en la mesa, pero ninguna de las otras ayudantes estaba ahí. La tensión. inundaba la habitación, y sentía que no podía ser más raro.
—Hola —saludé a Tamara, quien tenía la mirada pérdida.
—Diana —se escuchó su voz ronca y aclaró su garganta para arreglara— Tengo que hablar contigo.
Fruncí el ceño por la seriedad con la que hablaba y me senté frente a ella. ¿Por qué tenía que cambiar su tono de voz y crear tensión? No me gustaba que la gente hiciera eso, para nada. Traté de descifrar lo que estaba pasando, pero no se me ocurría nada coherente. Tenía que ser algo sobre su despido, tal vez estaba molesta conmigo.
—¿Te irás? —pregunté lo obvio.
—Sí —respondió seca, lucía nerviosa.
—¿Qué pasa? —seguí preguntando mientas intentaba que hiciera contacto visual conmigo, pero su mirada seguía clavada en el suelo.
—Son tus padres —habló después de tomar una respiración profunda.
—Sí, a mí tampoco me agradan —respondí con una risita. De cualquier modo, se podría decir que les debo una a esas dos personas. Ellos me habían dado todo lo que necesitaba desde siempre, sólo que se olvidaron de que también necesito amor, no sólo cosas materiales. Mucha gente hace eso, así que simplemente no le tomo mucha importancia.
—Ellos tuvieron un accidente.
—¿A qué hora? —respondí unos segundos después, tratando de seguir calmada.
—Hace media hora aproximadamente, venían de regreso —respondió, tan relajada como yo.
—¿Ellos están bien? —le pregunté y ella frunció el ceño, no sabía si eso era una buena o mala señal.
—Los dos murieron en el acto, lo siento mucho.
Repetí su acción y fruncí el ceño, mi respiración se aceleró y la miré, sin creerle. Ella se levantó y salió de la cocina, podía escuchar sus pasos alejándose. Miré fijamente la pared blanca delante de mí, en shock.
Mis manos comenzaron a temblar, me levanté rápidamente y salí de la cocina, para luego cruzar la puerta y salir de la casa.
Me senté en la banquita que estaba sólo unos metros alejada de la casa. Miré los árboles a mi alrededor, el pavimento, las otras casas mucho más pequeñas que la mía. Miré los pocos pájaros en los árboles, miré mis pies descalzos, miré mis manos. Sentí la brisa helada envolviendo mi cuerpo, tan solo cubierto con el delgado vestido blanco. Miré hacia arriba,, las nubes amontonándose creando un cielo nublado, anunciado que iba a llover.
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Wasted Smile
Fanfiction-¿Podrías dejar de sonreír? -¿Por qué lo haría? -Cuando sonríes demasiado, sin ni siquiera ser feliz, tu sonrisa pierde su valor, pierde su significado y también su encanto...Diana, tu sonrisa está gastada. -Al igual que tus segundas oportunidades...