Harry acercó sus pulgares a mi cara y acarició mi mejilla suavemente. Me separé de él, totalmente sonrojada. Él rió mostrando sus hoyuelos, reiría con él, pero sinceramente no tenía ganas de darle una sonrisa falsa ahora mismo.
—¿Acabas de inventar esa canción? —le pregunté confundida.
—No es una canción, es sólo que siempre he tenido parte de ese verso en mi mente... lo completé con algunas palabras, y con tu nombre.
—Wow, realmente cantas muy bien —le dije recordando la hermosa sensación de su voz cantando mí nombre.
—Chicos, ¿tiene hambre? Los hot cakes están listos.
Harry tenía las cejas levantadas hacia mí, preguntando con la mirada. Asentí sin pensarlo, moría de hambre.
(...)
Caminé en las puntas de mis pies descalzos hasta el estéreo y puse algo de música, lo que sea que no me deje escuchar mis propios pensamientos. Até mi cabello y seguí preparando la mezcla para mi imperfecto pastel de chocolate mientras bailaba y reía.
Habían pasado ya dos semanas desde que conocí a Harry. Hacíamos algo juntos casi a diario, y alguna veces me quedaba a dormir en su casa, incluso me había adueñado de una parte de su closet, y él hizo lo mismo con el mío. Su madre era muy dulce, y comenzaba a tomarle cariño.
La mayoría del tiempo me sentía como una carga para Harry, ya que yo dependía totalmente de él. Sé que necesito conocer más personas, pero jamás lo he hecho por mi cuenta antes y es más difícil de lo que pensé. Él no parece aburrido de mí, pero dudo mucho que tarde en hacerlo.
Había aprendido a disfrutar mi soledad en casa, aunque mi tía tendría que venir a cuidar de mí permanentemente, debido a mis cortos dieciséis años de edad. Ella jamás me prestó atención. Era la típica tía solterona de 20 años que vive de fiesta en fiesta. Ahora tiene 28, así que espero que haya cambiado un poco, también espero que no traiga gatos. No es que no me gusten los gatos, es que soy alérgica a ellos.
Hacía de todo para mantener mi mente ocupada, intentaba con muchos pasatiempos.
Metí el pastel en proceso al horno mientras sonreía satisfecha, la cocina era algo que jamás se me dio, pero Harry me está enseñando. Me estaba haciendo un pastel a mí misma, debido a que mañana es mi cumpleaños. La idea era perfecta, así no tenía que preocuparme por lo malo que el pastel esté.
Mientras recogía las cosas en la cocina, no pude de evitar cantar a todo pulmón la canción que sonaba ahora mismo desde el estéreo de la sala, "Stay" de Rihanna. Saqué pan y mermelada de los estantes, junto con un plato y cubiertos. Lo coloqué sobre la encimera y comencé a preparar mi desayuno.
Me sobresalté y solté un pequeño grito al sentir unas manos sobre mi cintura, escuché la estruendosa, bella y extraña risa de Harry en mi oído y alejé mi cabeza bruscamente, tapando mis oídos con mis manos, riendo con él.
—Hey, ¿cómo entraste? —le pregunté con el ceño fruncido, pero sin borrar mi sonrisa.
—Diana, pensé que serías un poco más original, pero también dejas una llave debajo de la alfombra.
Rodé los ojos y saqué el pan de la tostadora, lo puse en el plato y unté la mantequilla.
—Estabas cantando, muy hermoso por cierto —siguió hablándome al oído sin separar las manos de mi cintura. Su cálido aliento me provocaba cosquillas, aunque me enfocaba más en mi pulso acelerándose.
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Wasted Smile
Fanfiction-¿Podrías dejar de sonreír? -¿Por qué lo haría? -Cuando sonríes demasiado, sin ni siquiera ser feliz, tu sonrisa pierde su valor, pierde su significado y también su encanto...Diana, tu sonrisa está gastada. -Al igual que tus segundas oportunidades...