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Me desespera esta sensación, no quiero sentirla, pero cada vez se me hace más inevitable dejarla a un lado, odio sentir que no podre quitarla de mí de la noche a la mañana, creo que todo esto terminara mal, espero que no, pero su posibilidad de ser cierta, es más cierta que decir que la tierra es redonda.

¿No han sentido ese cansancio de hacer siempre lo mismo?, bueno, gracias a la amada rutina que estoy obligada a seguir, mi vida es casi de lo más normal, como aburrida.

El aburrimiento se puede notar en todas partes, en las calles por las que camino, se pueden oír el retumbar de mis pisadas, como también lo hacen mis pensamientos, no salen de mi mente, y ahora van camino a mi corazón.

Entro como toda mañana al instituto, con mis audífonos puestos, pero sin música, solo es una forma de ignorar al resto, y como nunca, te veo pasar al frente de mis ojos, claro, pasa lo de costumbre, nadie me ve, mucho menos tú, pero yo si veo lo que hay a mí alrededor, te veo a ti. Tan solo con verte pasar, mi cuerpo se llena de una energía extraña, pero al mismo tiempo única, me dan ganas de poder ir corriendo y abrazarte, pero no, este supuesto sentimiento que crece en mí no puedo dejarlo a diestra y siniestra, de todo el mundo, ni de mis amigas, porque muy amigas mías serán, pero no le encuentro el sentido de que sepan, ¿Qué podrían hacer ellas por mí?, nada, está claro.

Ni yo misma podría hacer algo....

Todos mis sentimientos hacia ti, quedaran camuflados, no porque eso es lo que quisiera en verdad, pero nadie sabe lo difícil que es para mí, decir un simple "hola".

Así es, la cobarde y tímida Elizabeth Kleiber, preferirá quedarse en el mundo de los invisibles.




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