Capítulo 2.

150 9 1
                                    

-¿FBI?

Pregunta alarmada ante la identidad del nuevo hombre.

-Sí.-responde éste con serenidad sin dejar de analizarla con la mirada. Eso provoca que sus mejillas tomen un color parecido al carmín. ¿Por qué la mira de esa forma?

Es como si traspasara su cuerpo hasta llegar a lo más profundo de su ser y eso en parte le inquieta, pero la vez le excita.

-¿Qué tengo que ver yo con el FBI?

El agente Castle mira primero a su compañero y sólo con la mirada se dicen más que si estuvieran manteniendo una conversación. A continuación frunce el ceño ligeramente y se pasa la mano por la barbilla.

Kate se muerde el labio inferior ante ese gesto tan normal como irresistible en ese hombre. Por un momento piensa que esa mirada azul se ha posado en sus labios, pero después se da cuenta de que es imposible y lo deja pasar.

-¿Estudias en la Universidad de Nueva York?-pregunta cruzándose de brazos. Se reclina un poco en la silla de metal pero no evita el contacto visual.

-Sí.

Para ella el otro detective ha desaparecido de la sala y solo existen esos dos ojos y esa boca que no paran de tentarla.

-Entonces estás totalmente involucrada.

-¿Y se puede saber por qué?-alza una ceja de forma provocativa y expulsa las palabras lentamente por la boca.

Castle profundiza la mirada y hace un amago de sonrisa.

-He estado escuchando todo el interrogatorio desde ahí.-señala el cristal que hay a sus espaldas.-Se lo de la presunta mafia, lo de la droga... Se mucho más de lo que tú te piensas.

Kate aprieta la mandíbula ante la forma que tiene de hablar. Superioridad y autoridad.

Seguro que usa su poder como policía para las cosas más sencillas y eso le da asco.

Odia a las personas prepotentes y creídas que te miran por encima del hombro como si fueran algo más que tú y ese detective no era algo diferente.

-Puedo darte un pin si es lo que quieres, o una palmadita en la espalda.-escupe arrugando la nariz.

-Puedo meterte ahora mismo en la cárcel si me da la gana.-responde Castle entre dientes recostándose sobre la mesa.

Hay algo en esa chica que no hace más que sorprenderle, irritarle y a la vez fascinarle.

No es como las demás chicas de su edad a las que ha interrogado otras veces por diversas causas. Su mirada es firme e incluso atrevida, nada que ver con el miedo que inspiraban las otras.

Ésta le planta cara, le desafía y juega con él como si no le importara lo más mínimo las consecuencias. Entonces se da cuenta de que ha encontrado lo que estaba buscando, y decide seguir con el interrogatorio para saber cómo se maneja en una batalla verbal.

-Estudio derecho, y gracias a ello conozco las leyes seguramente mejor que tú. Por lo tanto sé que sin ningún motivo no puedes meterme en tu... calabozo.-suelta sorprendiendo a los dos policías. Se inclina más sobre la mesa, aproximando la cara a la del agente.

Éstos se miran de reojo, preguntándose el uno al otro si realmente acaban de oír lo que creen. Esa chica que más bien parece una estrella de rock, ¿abogada?

-Tenemos una casa que te pertenece. Tenemos mucha droga junta, indicios de una mafia estudiantil a la cual tus amigos le pillan de todo y finalmente una cría menor de edad.-Kate inspira con fuerza ante eso último. No es una niña. Y es algo que le fastidia demasiado.-Puedo meterte donde me dé la gana.

•DE ARMAS TOMAR•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora