Capítulo 3.

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Es increíble el poderío que ejerce la mirada rebelde de esa chica sobre él. La forma de entrecerrar los ojos intentando adivinar lo que quiere decirle antes de hacerlo. Él es una persona que siempre había odiado todo lo que no estuviera bajo su control. Como agente del FBI necesitaba seriedad y respeto, lo que requería su profesión, cosa que nunca le había dado problemas ya que todo el mundo acataba sus órdenes sin rechistar, pero esa chica no hacía más que desafiarle sin ni siquiera hablarle.

-¿Qué quiere de mí, agente?

Solamente el tono de voz que usa cada vez que se dirige hacia él, hace que sus nervios se crispen y tenga que inspirar con fuerza.

-¿Podemos hablar a solas?-mira a Lanie que sigue de pie observándoles con atención. Cuando las dos miradas caen sobre ella sus mejillas se tornan carmín y asiente en silencio. No necesita que le digan que se vaya.

-Estaré esperándote allí.-señala un grupo de personas sentadas sobre la hierba recién cortada del campus y Kate sonríe sin necesidad de asentir o hacer otro gesto.

Lanza una última mirada al hombre de ojos azules y a continuación da media vuelta dirigiéndose al lugar donde minutos antes le ha indicado a su mejor amiga, pensando que estaba en lo cierto cuando dijo que su mirada traspasaba todo.

-Quiero proponerte algo.-dice finalmente cuando comprueba que la otra chica está lo suficientemente lejos para no escucharles.

-Le recuerdo que es un agente de policía.

Ésta se muerde el labio inferior con una sonrisa de suficiencia. Aunque realmente es un gesto que solo tiene como finalidad intentar que su respiración no se note demasiado alterada.

-No me llames de usted, sabes perfectamente que no vengo oficialmente.

Entrecierra los ojos. Quiere descifrar que es lo que debe pasar por su mente ahora mismo. El detalle de morderse el labio no ha pasado desapercibido para él, pero ha decidido ignorarlo.

-Entonces puedo llamarte Rick.-resalta su nombre alzando la ceja con picardía. Está decidida a mostrarse inflexible ante ese agente, cosa que le cuesta demasiado, pero necesita ser ella quien lleve las riendas de la conversación.

-No.-niega al instante.-Vas a llamarme Castle.

-Bueno Rick, ¿qué quieres?-esta vez su tono es cansado, como si todo lo que tuviera que ver con eso la aburriera.

-Castle.-corrige con los dientes apretados.

No le gusta la familiaridad con la que le habla. Ni tampoco la forma en que le desafía. Sabe que para ella todo es un juego de niños. Provocar. Ese es su cometido, y él no quiere juegos. Quiere que le ayude con su misión y que luego se vaya por donde haya venido.

-No he preguntado cómo te llamas.-bromea ella ocultando una sonrisa.

Más que diversión lo que le gusta es ver el gesto de agobio y rabia que se forma en su rostro cada vez que le pone nervioso.

-Mira niña, ni yo te caigo bien ni tú a mí.-suelta un tanto harto de su comportamiento. Hace muchos esfuerzos para no sonreír victorioso al ver como la cara de Kate se vuelve fría y dura, combinando totalmente con su mirada.

-No soy una niña.-dice con los dientes apretados.

-Para mí sí.-responde éste con aires de superioridad. Kate cuenta lentamente hasta tres para no pegarle un puñetazo.

-Es que a mí me da igual lo que pienses tú.

-Enhorabuena, el sentimiento es mutuo, cielo.-ésta aprieta los puños y él se da cuenta. Su comisura se curva unos milímetros hacia arriba.-Estudias derecho, ¿no?

•DE ARMAS TOMAR•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora