19.

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De vuelta en Osadía, Zeke se acerca a Uriah y a mí con una sonrisa que no puede significar nada bueno, o al menos para los instructores.
Abro la boca para saludarle, pero él se lleva el índice a los labios en gesto de silencio y me entrega una nota sin que nadie se de cuenta.
-No la abras hasta que estés segura de que ningún instructor está cerca. -susurra al pasar por mi lado.
Yo me limito a asentir con una sonrisa cómplice y sigo caminando como si nada, a pesar de que por dentro estoy muerta de curiosidad por saber cuál es el contenido del papel.
Me encamino hacia el abismo ,ya que las posibilidades de que haya alguien ahí es prácticamente nula.
Me siento al borde del puente que une las dos mitades de Osadía y desdoblo con cuidado el documento.Cuando leo lo que hay dentro, una sonrisa se hace paso hasta mi cara.
«Fiesta hoy en la azotea a las 9, los instructores no saben nada. Trae a mi hermano.»
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Llego a la "fiesta" y el primero en recibirme es Uriah.
-Bienvenida Mademoiselle.- dice mi hermano haciendo tal reverencia que casi toca el suelo con los morros.Río.
Me guía hasta un corro de caras conocidas sentadas en el suelo.Todas salvo una.
Una chica un poco más mayor que nosotros está sentada entre Cuatro y Zeke...espera...¡¡¡CUATRO!!!
-Así que los instructores no saben nada, ¿No, Zeke?
-Venga ya Mono, sabes que Cuatro no cuenta.
-Ciertamente-afirmo encogiéndome de hombros y asintiendo levemente con la cabeza.
Me giro hacia la desconocida y le tiendo la mano.
-Maverick
La mujer, de pelo negro y ojos verdes se levanta de un salto y me la da con fuerza.
-Artemisia.
Hablamos durante un rato hasta que Zeke tiene un idea, y creedme que si las palabras "Zeke" e "Idea" están en la misma frase, algo tiene que pasar, no se sabe si malo o bueno, pero algo tiene que pasar. Es como una ley física.
-¿Jugamos a Verdad o Osadía?
Un corro de "Si" se oye y el mayor de los Pedrad saca una botella de Dios sabe dónde.
-Empecemos-dice mientras la empuja para que gire. Y así es como Cuatro se convierte en la primera víctima de la noche.
-Verdad.
-mmmm...¿Qué harías si descubrieras que Zeke y Tris están teniendo una aventura.-pregunta Uriah
Cuatro se limita a mandarles una mirada asesina a los dos hermanos que los demás interpretamos como respuesta.
Más turnos van pasando y finalmente me toca a mí:
-Bueno Mono-empieza Zeke- ¿Prueba o Verdad?
-Prueba, por el amor de Dios, soy de Osadía.
-Maverick, Maverick, Maverick, mi querida Maverick, acabas de cruzar la línea entre valentía y estupidez. -Advierte Cuatro.
Trago saliva, y giro lentamente la cabeza para ver como Zeke sonríe de una manera más perversa de lo que a mi me gustaría.
-Te reto a, bajar en ropa interior al comedor, que por cierto, a estas horas aún debe de estar lleno, subirte a la mesa de los líderes, bailar de manera que los ojos se les salgan de las cuencas y la mandíbula se les caiga al suelo, y acto seguido, salir de allí como si nada.
Murmullos estallan en el grupo y el autor de la prueba me mira, retándome con sus ojos achocolatados.
-Muy bien,vamos- digo sacándome la chaqueta mientras me .
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Llegamos a la puerta del comedor y con un suspiro de resignación me quito la camiseta y el pantalón, pero no mis botas militares, sin ellas no voy a ningún lado.
Zeke silva mientras asiente con la cabeza, haciendo que su hermano le de una colleja amistosa.

-Dios mío, todo por la patria.
Abro la puerta con las dos manos y todo el comedor se queda en silencio.
-Me retaron ¿Vale?-digo con tono aburrido.
Subo de un salto a la mesa donde están los líderes y muevo mis caderas lentamente.
Me fijo en los ojos de Eric y no puedo evitar sentirme acalorada al ver que están recorriéndome de arriba a abajo.
Cuando considero que ya ha sido suficiente, le guiño un ojo y salgo de la sala entre risas, aplausos y silbidos.
-¿Os sirve?- Les pregunto a mis amigos, quienes me esperan con sonrisas triunfales en el corredor.
-Preguntale a Eric- dice Artemisia
-Se le veía encantado- afirma Zeke, haciendo que Cuatro y Uriah se rían.
Volvemos a la azotea y,tras un par de locuras más, decidimos que ya va siendo hora de irse a dormir.
Nos separamos y cada uno se va por su lado.
Es cuando doblo la esquina para adentrarme en el corredor de el cuarto, que me cruzo con unos ojos azules que hacen que mis piernas tiemblen y amenacen con dejarme tirada en el suelo, babeando por él.
Trato de ignorar todas estas sensaciones, pero gran parte de mi autocontrol se va a tomar por viento cuando el instructor protagonista de mis últimas fantasías me guiña un ojo y me susurra pegando sus labios a mi oreja:
-Buen baile, iniciada ¿Cuándo repetimos?
Acto seguido me muerde levemente el cuello y cuando me quiero dar cuenta, ya ha desaparecido, como siempre. Y yo con el cuerpo a mil grados, como siempre.
- Joder Eric-me digo a mi misma cuando me tumbo en la cama- me vas a matar.
«o en el peor de los casos, te acabaré arrancando la ropa en medio del pasillo» acabo la frase en mi cabeza antes de dormirme.

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