28. ¿Qué tramas?

583 46 8
                                    


Una vez más, me paso la noche despierta, pensando en el papel del Pozo. Necesito saber lo que es, pero soy consciente de que si entro en la biblioteca de Erudición, Jeanine y, consecuentemente mi padre, estarán al corriente de ello. es entonces, al estar pensando en mi padre una vez más, cuando se forma en mi mente un plan que o bien puede darme todas las respuestas que busco o bien hacer que termine fuera de Osadía. El libro de demonología de mi casa, donde vi el símbolo por primera vez.

Amanece, y sigo tejiendo mi plan hilo a hilo. No digo palabra durante el desayuno y tampoco durante el entrenamiento. Esto tiene que salir bien.

-Iniciada- me llama Eric tras el fin de la última pelea del día- quédate y recoge el material.

Suspiro, sabiendo que de lo último que me tengo que preocupar es del material. No hay duda de que si hay alguien que sabe que estoy tramando algo, ese es el rubio. El hecho de Eric es tremendamente observador no es nada nuevo, y me reprendo a mí misma por no tenerlo en cuenta, porque también soy consciente de que si le miento se dará cuenta al instante.

Cruzo los dedos internamente y rezo porque esté equivocada completamente. Mis ilusiones se vienen abajo exactamente trece segundos despues de que el último de mis compañeros cierre la puerta tras de sí.

-¿Y bien?- es lo primero que me dice.

-¿Y bien que?- respondo, intentando hacerme la tonta. Eric se limita a arquear su ceja perforada en un gesto de "¿En serio?"-¿Que?

-Tramas algo. Tramas algo y se que tu sabes que lo se, así que ahorrame el interrogatorio y dímelo, porque el silencio de hoy significa que es algo serio, algo que puede traer problemas gordos y que no quieres que nadie sepa. Eso, siendo tú, significa que lo que tramas no m va a gustar; lo que me lleva a pensar que tu plan incluye saltarse varias leyes. Muchas probablemente.- deduce con un tono aburrido.

-Si tan listo eres, comprenderás que lo último que voy a hacer es confesarle a un líder de Osadía que me voy a saltar varias o muchas leyes.

-Necesitas a alguien que te cubra.

-Tu no- le corto.

-Te importo.

-El hecho de que te des cuenta a estas alturas es una buena aclaración a por qué te fuiste de Erudición.-Ruedo los ojos, intentanto cambiar de tema.

-Dime qué estás tramando, Maverick- exige Eric con un tono firme, dando un paso hacia mí.

-No.

- O me lo dices a mí aquí, o se lo dices Max cuando te pille.

-Siempre me han gustado las opciones arriesgadas.- Barajo mis diferentes alternativas. Si tengo a Eric cubriéndome desde dentro, tengo más probabilidades de que el plan salga bien; pero si saliera mal, estaría tan de patitas en la calle como yo, o peor. Necesito alguien que me pueda dar información de la administración, pero no puedo pedírselo a Eric. No puedo meterle en medio de este lío.-No te pienso meter en esto.

-Si es tan peligroso como suena vas a necesitar ayuda de dentro-insiste.

-Si sale mal prefiero acabar sola con los Abandonados que arrastrar a cualquiera de vosotros conmigo. Y despues de todo lo que ha ocurrido este últimomes, tú eres el que más papeletas tiene.-Eric alza ambas cejas, dándose cuenta de algo.

-Tiene que ver con los líderes...-dice más para sí mismo que para mí.

-No- respondo, dándome cuenta de mi error al haber hablado demasiado rápido.

-Por eso no quieres que me meta.-sigue.

-Eric, para.

-No. Sea lo que sea, es algo gordo.

-Por eso mismo vas a estar calladito y te vas a mantener al margen.-Trato de convencerle.

-¿ Y perderme toda la diversión? No lo creo.-Sonríe de lado, poniendome de los nervios.

-Esto no es un juego.

-Pues explícame entonces. ¿Qué tramas?

Me quedo sin nada que decirle, pero me sigo negando en ponerle en peligro; así que hago lo propio de una persona de Osadía, adulta y madura. Me doy la vuelta y camino hacia la salida.

-Oh no, eso si que no- escucho los pasos de Eric detrás de mí.

Echo a correr hacia la puerta, pero en el último momentola mano del líder agarra el pomo, impidiéndome el escape y encerrándome entre lo que estuvo a punto de ser mi salvación y un Osado que exige respuestas.

Miro al suelo, sin atreverme a levantar la cabeza, ya que en el momento en el que lo haga, me voy a encontrar con unos ojos azules que me van a pedir respuestas y que van a descartar cualquier mentira que salga de mi boca. Eric, consciente de todo esto, no tarda en utilizarlo como arma.

-Iniciada, mírame- me comanda en un tono suave reservado solo para mí y que me obliga a hacer acopio de toda mi voluntad para no obedecer.-Maverick, mírame.-Me coge la barbilla suave pero firme y me obliga a hacer contacto visual. Me sorprendo. Y no para bien.

No hay enfado en la mirada de mi lider, sino tristeza, decepción y traición. Me siento confusa. Estas son las últimas emociones que esperaría de Eric en este momento. ÉL, como siempre, me lee como un libro abierto.

-Me mentiste.- dice como si fuera un susurro.

-No entien...

-Dijiste que confiabas en mí. Me mentiste.

Mis ojos se agrandan y siento un nudo formarse en mis entrañas al darme cuenta de que yo he sido la causante de esa mirada.

-No- respondo de manera apenas audible.-No te equivoques. Eres posiblemente la persona en la que más confío, pero también de las que más quiero. Me importas ¿vale?. Me importas y mucho. Posiblemente mucho más de lo que jamás llegarás e comprender. Y por eso, si por mi culpa te pasara algo, no me lo perdonaría nunca. Por eso no puedo decirte nada.

Eric deja caer la cabeza sobre mi hombro, exasperado en su calma. Apoyo mi espalda en la pared y le acaricio el pelo suavemente.

-No quiero que te hagan daño.-susurra.

-Prefiero que me lo hagan a mí que a los dos.

-Vale.-se rinde- no me meteré en tu plan, pero si te pillan, me meteré de cabeza en lo que me tenga que meter para ayudar.

-Pero...

-Pero nada Iniciada.- me corta con un tono de voz que me indica que esta postura es final.

-De acuerdo.

Eric suspira profundamente antes de retirarse y mirame a los ojos; azul con azul. Nuestras frentes se apoyan una con la otra y nuestras narices se rozan, haciendo que la separación entre mis labios y los suyos sea milimétrica. Me resisto a cerrar el espacio por miedo, y en mi cobardía cierro los ojos y espero.

-¿Qué me estás haciendo, iniciada?- piensa el rubio en alto.

-Me he repetido esa pregunta desde que salté de ese tren-respondo mientras le acaricio suavemente la mejilla.

Eric vuelve a levantar la cabeza.

-Vete, y haz lo que tengas que hacer, Mono. Si la vas a líar, que al menos sea digna de recuerdo.

Sonrío y resoplo mi risa. Acto seguido me pongo de puntillas y le beso justo debajo de su mandíbula.

-Gracias, Eric.

Salgo de la sala.

Evil GamesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora