29. Sade

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Antes de nada. Este capítulo contiene escenas un poco gore y es bastante dark. Si no os gusta, pasadlo.
Si os da igual, entonces os recomiendo (exijo o me enfadaré y saldré de debajo de vuestra cama para zurraros con una sartén por no hacerlo) leer este capítulo escuchando
Bury a Friend-Billie Eilish
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Los entrenamientos siguen, teniendo cada vez más cerca el fin de la primera fase. Noto cómo me voy haciendo más fuerte cada día.
Me fijo también en que las visitas de Erudición aumentan; ese es el motivo por el que en un acuerdo silencioso sellado por un leve asentimiento de cabeza tras no presentarme un mañana a colocar el material, Eric y yo nos separamos un poco; pues ninguno de los dos hemos pasado precisamente desapercibidos en las últimas semanas.
Lo que no para, son mis dificultades para dormir, derivadas de las pesadillas que me acompañan a diario.Si bien ya no levanto al resto de mi facción, las noches en las que me despierto envuelta en una fina y gélida capa de sudor son ya una costumbre.
Y es una mañana, mientras lucho con un chico cuyo nombre no me he molestado en aprender, que me doy cuenta del precio a pagar por este hábito y por todo el estrés mental de los últimos...de lo que ha sido mi vida hasta ahora. Este es es momento en el que empiezo a intuír que estoy llegando a un punto de no retorno.
Me doy cuenta, esa mañana, en que ya no peleo por mejorar y ser la primera, sino por puro placer sádico, regocijándome en el más mínimo tacto de la más pequeña de las gotas de sangre ajena, mientras mi visión se distorsiona y cambia la cara de mi rival por la de mi padre, o la de mi hermanastra tras un parpadeo. Cuando subo al ring, Maverick se queda con el público, y la que lucha es algo mucho más oscuro, un demonio que no entiende ni de piedad ni de rendición. Solo de sangre y el placer del dolor.
En un principio pienso que es solo un reflejo de todo lo que he tenido que reprimir a lo largo de todos estos años, una especia de efecto rebote, que al fin sale a la luz tras el estrés de las últimas semanas. Pero todo eso cambia en un entrenamiento matutino, en otra pelea. Una pelea en la que el "Maverick se queda con el público" deja de ser una metáfora.
Esta vez es con el líder de la tabla , un ex-miembro de Verdad que sobrepasa los dos metros, dueño de un par de manos las cuales tengo certeza que podría aplastarme la cabeza de así desearlo el joven. Todo ocurre en el momento en el estoy a punto de ganar el combate cuando, Ander (así se llama mi el chico), en un intento desesperado de librarse de la derrota, gira con toda la fuerza que tiene, y consigue quitarme de encima suya antes de darme una patada en la cara que me lanza un par de metros hacia atrás.
Caigo en la lona y siento la sangre llenándomelo poquito a poco la gota, pero sin ninguna clase de preocupación, pues me doy cuenta de que no siento nada, o más bien, nada de lo que debería sentir. Así que me levanto. Suavemente. Riendo.
Una risa fría, tan suave y a la vez terrorífica que solo se oyen los golpecitos del inicio de la carcajada en mi garganta. La escena, pienso, debe de ser de película, terrorífica seguramente la describirán algunos más cuerdos que yo (lo que no es muy difícil) Pero, si eso es escalofriante, ¿Cómo llamarle a lo que está pasando dentro de mí?

Yo también oigo la risa, pero se que no soy yo. Mi cuerpo empieza a correr y lo último que veo es la cara de pavor del hombre que me tiró a la lona. ************************************************************
Me despiertan los gritos.
Lo primero que noto es que estoy de pie.
Lo segundo, la sangre, que cubre desde mis codos a mis manos, con gotitas que hacen un leve "tic, tic, tic" a su contacto con el suelo; y el rededor de mi boca. Se que no es mía.
Después veo a Cuatro, sosteniéndose la nariz, que no para de sangrar. Seguramente esté rota. Se que he sido yo, pues me mira con horror, al resto que los demás iniciados, salvo Finnick, que me mira con preocupación. Entonces me fijo en el cuerpo que está tendido en la lona en un estado en el que si me dicen que no respira, no extrañaría. Cuestiono entonces la inteligencia de Finnick al igual que su racioicinio. Aunque, después de todo, yo también debería estar aterrada, no tan tranquila y relajada como ahora.
Amber, por ponerle un nombre, tiene la cara completamente desfigurada, sangrando por boca, de la cual falta algún diente y nariz, la cual está en un estado similar a la de Tobías, sino peor. Sigo bajando por su cuerpo y me fijo en que su hombro derecho está completamente fuera de lugar y que parte de su radio izquierdo asoma por una herida que se abre en medio de su antebrazo. Por último, examino desde mi posición una herida en su muslo que no para de sangrar, creando un pequeño charco de rojo en el suelo. Falta un trozo de carne, que seguramente es lo que tengo en la boca.

Me lo trago.

Me agarran bruscamente y me sacan de allí, arrastrándome hasta la oficina de Eric, el cual se desde un principio que es quien me arrastra.
-¿Qué ha sido eso?- Me pregunta alterado.
-Una pelea- respondo hermética
-Maverick- me avisa, fulminando con mis ojos azules favoritos.
-Eric -respondo yo con sorna, siendo solo medio dueña de mis palabras.
-Le dislocaste el hombro al iniciado, le rompiste la nariz, lo más probable es que le rompieras o dislocaras también la mandíbula, le fracturaste el radio y le arrancaste un pedazo de muslo con los dientes- me mira incrédulo.
-Me lo comí, sería el término adecuado, pero sí, eso hice,a pesar de no haberlo visto.
-¿Perdón?
-En cuanto me dio el puñetazo, perdí el conocimiento. Lo que has visto no era yo, ni siquiera la persona con la que estás hablando soy del todo yo, si soy sincera. Aún así, ninguna parte de mí siente alguna clase de remordimiento. Durante los últimos días, semanas, me encuentro sintiendo cada vez menos; y de las pocas veces que lo hago, a mayoría de veces, esos sentimientos no son lo que deberían ser.
Eric me mira a los ojos con tristeza. Como si supiera de cerca lo que me pasa.

-Te estamos perdiendo.- Dice, sin ser capaz de mirarme.
Sus palabras causan un momento de lucidez en el que me invade un miedo que me sofoca.
-Lo se. Y tengo miedo Eric. Tengo miedo.
Me giro y me voy. O me deja ir. Paseo por Osadía, desapareciendo el resto del día, con la certeza de que nadie me lo impedirá *************************************************************
A pesar de ser mediodía cuando salí de la oficina de mi confidente, me encuentro sentada en una azotea de noche, posiblemente de madrugada tras recorrer durante todo el día la base en un estado parecido a un zombie; sin rumbo.
Entonces vuelven las imágenes de la pelea y , para mi sorpresa, excitándome antes la sensación en mis manos de huesos rompiéndose y el gusto de la sangre que se que no es mía en la boca.
-Te gustó. No trates de engañarte a ti misma para seguir esas líneas morales que os gusta poneros a los humanos.
Me sobresalto y miro hacia los lados, buscando a alguno de mis compañeros presentes esta mañana. No hay nadie. La risa vuelve. Dentro de mi cabeza. -No me busques cuando sabes que no me puedes ver Maverick. Soy tu, o más bien, el tú que es demasiado negro para una sociedad, demasiado oscuro. Demasiado.
-Fuiste tú, lo de esta mañana fuiste tu- Digo en alto.
-Si. Fuimos nosotras-Me contesta, divertida. Me asusto- No, no, no. No te asustes. Tú también lo disfrutaste ¿No es así?
-¡No!, yo no soy así-respondo en una mentira desesperada que ninguna de las dos se cree.
-Oh, por favor. Si hace un minuto estabas como una zorra en celo al recordar com le fracturamos el brazo a...¿Ander? Si, , Ander, ese era el nombre de ese desgraciado.
-No...yo no...-intento
-¡Sí! ¡Tú sí! ¿Acaso no te produce placer la sensación de la sangre que no es tuya bañando tu cuerpo? ¿Huesos de otros siendo vencidos bajo tus manos?- Me tienta con una voz que me dejaría de rodillas si estuviera de pie.
Me muerdo el labio una vez mi imaginación comienza a funcionar, brotando sangre, lo que no ayuda a la sensación que me invade. Excitación que roza (un simple eufemismo por no ser capaz de admitir a mí misma una imagen reservada para todo aquello que se esconde bajo la cama durante el día y sale de noche. Un monstruo) lo sexual.
-Ahí estás.- ríe.
-Me he vuelto loca- admito en alto
-No cariño-responde tierna- te han vuelto loca. No eres un monstruo. Nos han hecho un monstruo. Pero yo te entiendo. Yo nos protegeré. Si salí esta mañana, fue para poder hablar ahora contigo. Esa furia quedará ahora reservada para quienes debe ser. Philipe caerá y te bañarás en su sangre al ritmo de sus gritos.- promete y yo acepto sin dudarlo- No volverán a tocarnos-me susurra. -Nunca-sonrío.

-Seremos invencibles-sigue
-Acabaremos con todos- me uno- pero dime, ¿Quién eres?
-Ya te lo he dicho, soy tú- comienza como una voz cantarina- Llámame Sade .

Y de repente estoy sola otra vez.

Ese es el día que todo cambia, el día que Sade me habla por primera vez.
-Sade- saboreo ese nombre en mi boca como si fuera la más prohibida de las frutas, porque quizás lo sea.

Evil GamesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora