Capitulo 4.

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Gisele era vulnerable, estaba rota. Se sentía pérdida, sentía tristeza y su única esperanza de felicidad era Ariana. La vida no es fácil cuando tienes 16 años y tus padres te odian por gustar del mismo sexo, la escuela una prisión para muchos y una preparación para otros. Cuando tienes que esconder a la persona que quieres, o no poder verla por que esta mal visto para la sociedad.

Pov Gisele.

Había pasado una semana de aquel incidente y mis moretones aún no salían, a excepción el de mi ojo. Mi cuerpo seguía débil y no sabía de que otra manera no pensar en el asco que me tenía.

Ariana había estado distanciada. No me hablaba, ni me buscaba y no contestaba mis llamadas, creí que estaba haciendo las cosas mal.

Ian y yo estábamos más unidos, estaba muy preocupado por la situación y siempre estaba en mi casa, incluso se quedaba a dormir y era algo que a Richie no le agradaba, y yo no quería tener problemas con Ian por eso.

Richie era una persona fría y sin esperanzas de la vida, y el solo quería alejarme de Ian. De mi mejor amigo de la infancia, de la persona que sin importar nada siempre estaba ahí para mi. No era nada justo, yo quería al pequeño conmigo.

Tendría que jugármela y encontrar una manera para que esa jirafa saliera de nuestras vidas, jirafa era el apodo perfecto para Richie, por su estatura. ¿Cómo era posible que Ian se enamorará de una persona como lo era Richie? Fría, patética y arrogante, me sorprendía bastante.

Fui al baño a retocar mi delineado de ojos, era sábado y hoy tenía que visitar al abuelo. Baje las escaleras y mis botas rechinaban con cada escalón, era un sonido excitante, salí de casa y camine cinco cuadras para llegar al viejo edificio que se encontraba en medio de un centro comercial y un lavado de autos. Observe los lugares de a lado sin ánimo y me dirigí hacía el edificio que tenía un enorme letrero en la parte de arriba: ''Asilo de ancianos Sur 100414''.

-Hola Gisele, tu abuelo Israel te espera con ansias-Dijo Coraline, una joven enfermera del lugar.

La observe por un momento y le sonreí falsamente como todos los días de visita. Su excesivo maquillaje y el escote era algo que la caracterizaba, seguí caminando y me adentre a la sala de estar en donde se encontraba Martha, una señora en silla de ruedas de unos 60.

-Hola preciosura-Dijo en cuanto me miro, sonriéndome. Sus ojos brillaron a través de sus lentes.

-Hola señora Martha-Salude acercándome para abrazarla. Ella me correspondió y nos abrazamos cálidamente, como esos abrazos que mi madre solía darme cuando era pequeña.

Rompí el abrazo lentamente y sonreí al ver a mi abuelo entrar a la sala.

-¡Hola Gisele!-Dijo emocionado, camino hacía mi y me abrazo.

-Hola abuelo-Sonreí mientras le correspondía el abrazo.

-¿En donde esta Ian?-Frunció el ceño-¿Por que no vino contigo?

-Fue a su casa... Él tenía cosas que hacer-Respondí insegura.

Mi abuelo me tomo del brazo y me dirigió a uno de los sillones del gran lugar. Frente a nosotros estaba una pequeña mesa en donde Coraline había traído galletas y te.

-¿Cómo esta tu madre?-Preguntó, tomando asiento, lo imite.

-Ella esta bien.

-¿Sigue siendo una inmadura?-Sonreí de lado, asintiendo lentamente.-Jamás cambiará esa manera que tiene de ver las cosas, siempre tratando de ser perfecta, de que las cosas sean ''normales'', siempre le ha importado mucho el que dirán los demás, por eso nunca será feliz.

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