Capitulo 24.

93 5 0
                                    

Pov Richie.

Últimamente todo resultaba ser un asco, Ian y yo habíamos descuidado el amor que manteníamos durante meses, yo culpaba a esa chica. Tan indiferente y distante, a pesar de que ella no hacía mas que cuidar a Ian. 

Ian y yo ya no volvimos a hablar, no lo llamaba, no le enviaba mensajes y el tampoco me contactaba. Su indiferencia hacía que me tragará las ganas de decirle lo mucho que lo extrañaba, o quizá yo era un orgulloso de mierda y por esa razón estaba perdiendo todo lo que quería por confusión. 

Pero me decía a mi mismo que no podía simplemente rendirme si en realidad quería a alguien...  

Así pasaron varios días, levantarme, bañarme, vestirme, escuela, no hablar con nadie, volver a casa, comer, encerrarme todo el día en mi habitación pensando y buscando respuestas hasta quedarme dormido.

Sentía mi vida una total rutina llena de soledad y sufrimiento. Era viernes por la tarde, el sol apenas se estaba escondiendo y salí a caminar un poco, el estar encerrado me deprimía y necesitaba hablar con alguien, si no, me volvería loco.

Busque en mi bolsillo mi teléfono y llame a la ultima persona que imagine llamar.

**

-¿Hola?-Preguntó alguien del otro lado de la línea.

-Hola, emm, soy Richie. 

-Eso ya lo sé. Tengo tu número registrado.

-Ya veo.

-¿Qué quieres? 

-Ven a la cafetería que esta cerca de la biblioteca, la que está en el centro de la ciudad.

-Ajá, ¿y cómo porqué o qué?-Preguntó con un tono desinteresado.

-Sólo hazlo, quiero hablarte.

-Estamos hablando en estos momentos.

-Deja de actuar así conmigo y ven pronto.

-¿Por qué tendría que obedecerte?

-¿Sabes qué?, has lo que quieras.

**

Bastante irritante esa chica, no se en que estaba pensando cuando decidí llamarla.

Después de caminar unos minutos, entre a la cafetería y el aroma que llenaba el lugar era relajante. El lugar estaba dividido por dos secciones, la primera estaba bastante ocupada y habían muchas personas charlando, así que decidí buscar una mesa en la sección dos, que por suerte estaba vacía. La decoración era muy al estilo retro y me sentía un poco menos incómodo que como solía ser en otros lugares.

Una rubia alta se acercó a mi con una pequeña libreta en las manos. Vestía una camisa negra con una frase cliché, unos jeans azules y unos zapatos negros.

-Buenas tardes, ¿qué vas a ordenar?

-Un frappe de moka y una rebanada de pastel de manzana.

-Buena elección, enseguida traigo tu orden-Dijo anotando algo en la libreta.

La chica me resultaba conocida, más sin embargo no logré recordar de donde.

Después de 20 minutos la rubia volvió con una bandeja y la colocó en la mesa. Se retiró regalándome una sonrisa y murmurando "buen provecho".

Me removí incomodo, tome el tenedor para tomar un trozo de pastel cuando observe que una chica castaña y con el ceño fruncido se aproximaba a la mesa.

Me lleve el trozo a la boca y la chica se sentó molesta, su ropa negra y su excesivo maquillaje negro en los ojos le hacían ver ruda e indiferente. Pero yo sabía perfectamente que no era así, sólo estaba enojada.

-Ya estoy aquí, ahora suéltalo.

-Sólo quería hablar con alguien.

Frunció más el ceño y se cruzó de brazos.

-Debe ser una jodida broma.

Reí de lado y ella sólo volteo los ojos.

-Lo siento por querer charlar con alguien. Ve el lado bueno, te saque de casa y voy a comprarte un café.

-Ajá, ¿y por qué últimamente estas menos indiferente conmigo?

La mire fijamente, seguía con el ceño fruncido y me parecía una chica tonta.

-Sólo acepta que ya no me caes del asco.

Ella río.

-Oh, wow. Gracias por eso, ¿ya puedo irme a casa?

-No, pide lo que quieras, porque vas a estar ahí sentada por mínimo una hora escuchando mi miserable vida.

-¿Tú no quieres escuchar la mía?

-Muy graciosa, pero ojalá fuera una broma.

La rubia se acercó nuevamente y la chica ordenó un té y pay de queso. Al menos no resultaría dinero tirado a la basura ya que esperaba que me escuchará quejarme. Unos minutos más tarde regreso la rubia y dejo la bandeja sobre la mesa para retirarse.

-Dale, cuéntame tu miserable vida mientras yo me hago tonta comiendo.

-No necesitas comer para hacerte tonta.

Ella se molestaba por todo, tomó una servilleta y la arrugó para lanzarmela.

-Da gracias que estoy aquí desperdiciando mi tarde de un viernes con un chico que no sabe lo que quiere, cuando bien podría estar haciendo otra cosa.

-Número uno, no sales los viernes, no tienes con quien hacerlo. Número dos, lo único que haces en tu casa es dormir o fumar a escondidas en tu cuarto. Y número tres agradece porque pensé en ti y no en alguien más.

-Gracias ahora me doy cuenta que soy una antisocial de mierda. Por cierto, no tienes a nadie más.

-Estoy cayendo en cuenta que sólo nos decimos cosas que parecen ser poco agradables para el otro. Excelente amistad o lo que sea que sea esto.

-Vale, al menos no dijiste que era una desconocida para ti.

-Te conozco unos meses atrás y eres mejor amiga del chico con el que solía salir, así que eres alguien conocida.

-Bien, hasta que reconoces algo.
Ahora cuéntame que fue lo que me trajo hasta aquí.

-Extraño a Ian...

Bebí un poco del frappe y mire a la chica.

-¿Y por qué no se lo dices? Quizá el también lo haga.

-No sé, si yo no hago algo por esto, el no lo hará. Y eso es frustrante.

-No es como que no le tome importancia, podría ser que el término más lastimado que tú.

-Podría ser, pero bueno. Me estoy quebrando la cabeza por un adolescente, necesito pensar en mi y mantenerme al margen de las cosas. No es como que voy a morir, pero se siente jodidamente mal el no tenerlo.

-Lo entiendo, con el tiempo eso se supera y llega un día en el cual ya no te duele y eres feliz nuevamente.

-Jamás creí decir esto, pero gracias por venir y ayudarme con lo que esta pasando.

La chica solo bebió de su té y no dijo más.

-Por cierto, ¿traje negro o azul?

La chica abrió los ojos sorprendida y río.

-Ya habíamos dejado eso de lado Richie, no importa.

-La fiesta familiar es mañana, tú me ayudaste hoy y yo lo haré mañana, así me vea como un ridículo y tú como una tonta.

-¡Eres un idiota!

-¡Pero al menos no soy un tonto!

Reí mucho y ella solo volteo los ojos.

-Ya, termina tu pay.

-Ajá, llorón.

Swingers.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora