Cap. 7-Una zorra nueva en la jaula

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 6 de la mañana. Luna se levantó y se di{o una buena y relajante ducha, de esas que te dan ganas de quedarse bajo el agua hasta jubilarse. Estaba en extremo emocionada por su primer día de trabajo. Se vistió con ropa formal, pero juvenil, no quería parecer una bruja vieja y demacrada como su suegra, quería parecer trabajadora pero jovial. Desayunó a las 6:45 unos panqueques con muuuuucha crema. MUCHA. Terminó el desayuno en el silencio de la mañana oscura, siguió viaje y se fue al lavaautos.

 Llegó 7:45, 15 minutos antes. Pudo ver a Brandon en cuero, lavando un Masceratti con el amanecer de fondo. Era una escena digna de película para los ojos de Luna.
-Buen día señorita Luna, esperó que se haya levantado de humor para su primer día-dijo Brandon a modo de saludo.
-Oh, buen día para vos también, y sí, dormí mis 8 horas y estoy energizada para vos....emm ¡digo para el trabajo!-corrigió Luna.
-Me parece genial entonces, pasá y cambiate que tenés que lavar autos. Y tambien podes conocer a la secretaria- respondió el con cautela.
-¿Secretaria? No habló de ninguna secretaria.-pensó Luna mientras entraba a la sala del lugar, cubierta de posters de autos en la pared. Parecía más la habitación de un puberto idiota que la oficina de un lavadero de autos.

 Al ingresar dirigió sus ojos al escritorio. En él pudo ver a una vieja decrépita, de unos 60 añetes. Tenía cara de mala fama, era bastante baja y tenía un peinado asqueroso con un tiñe rojo barato. Por poco no le salía un pájaro de ahí. Vestía un vestido con un diseño más flogger que Facebook de nena de 10 años.

-B...b...buenas mañanas señorita. Tengo por entendido que es la nueva empleada. Soy Meredith, la secretaria. Encantada.-se presentó ella con voz aguda, nerviosa y tartamudeante.
Luna no quería problemas, y aunque la secretaria esa tenía aspecto de bruja, ella la trataría con amabilidad.
-Hola Meredith, mi nombre es Luna. Un gusto. Tengo una pregunta, pareces bastante...como decirlo...veterana. ¿Trabajas hace mucho aca?-dijo Luna dando conversación, teniendo en cuenta cada palabra que salía de su boca.
-¡Ahh! Atrevida, conozco a Brandon desde que nació prácticamente. Estoy en este lavaautos desde que se inventó la escritura. Soy legendaria aqui, y se me trata con respeto.-La señora había olvidado que no estaba en un palacio europeo, sino en un lava-autos pordiosero de segunda.
-Emm...lo lamento, no lo sabía.-respondió Luna sintiendose mal. Apenas hablaron y ya le gritó. No quería llevarse mal con ella, supuso que sería mucho para Brandon.
-¡Señoras!-interrumpió Brandon-esto es un lavaautos, no guerra en el barro. Luna, vamos ya a lavar.
Parecía que Meredith ya había notado las sucias intenciones de Luna, iba a evitar que llegaran a algo. Pero Luna iba a luchar.
Y cabe decir que para Brandon Meredith era una de su edad en aspectos de relación. Para el, la edad era solo un número.

 Todo se calmó, aunque la tensión era fuerte. Los dos amantes estaban afuera listos para lavar.
-Perdón, es un poco amargada.-dijo el a modo de calmar a Luna.
-Bueno, quiero tener un buen día, lavemos ya.-respondió ella con intenciones de ver a Brandon sacarse la camisa.
Brandon y Luna pudieron verse mutuamente los cuerpos toda la mañana. Ambos impresionados por el del otro, tuvieron uno de los mejores días. Parecía que trabajar en un lavadero de autos no era lo peor ahora. Sin embargo Meredith interrumpía para llevarse a Brandon por "cuestiones de papeleo" constantemente. Y no había ningún papeleo, eso era notable.

 Se hicieron las 12 y era hora del almuerzo. Fueron a buscar la comida. Brandon su pescado con papas, Meredith su papilla y Luna su sandwich de jamón con frambuesas con chocolate de postre. Sin embargo, Meredith era una desquiciada y conocía bien el currículum de Luna, en el que decía que era alérgica a las frutillas. La muy harpía cambió las frambuesas por frutillas.

 ¿Cómo es que una anciana podía hacer semejante acto de zorra? ¿Qué razones tendría?

 Se sentaron a comer en el patio lleno de tablones alrededor y con solo una mesa con una sombrilla algo rotosa cubriéndola. Meredith le robó el lugar a Luna junto a Brandon, pero ella actuó como si no le importara. Prosiguieron a comer y a mitad de la cena Luna comenzó a hacer ruidos extraños. Pero no eran ruidos para poner caliente a Brandon, eran ruidos de ahogamiento ¡Se le estaba cerrando la garganta y no podía respirar!

 Fueron al hospital rápidamente y lo unico que hacía Meredith era reirse como villano de mala calidad. Por suerte, Brandon tenía influencia en el hospital, sino esta historia terminaría en un funeral.

 Luna se despertó y pudo ver los ojos marrones hermosos que tanto amaba. Era Brandon, se había quedado con ella los 3 días en el hospital. Para ambos, eran algo más que compañeros de trabajo.

 Luna logró recuperarse y volvió a su departamento. No sabía que había pasado, y por eso, se quedó toda la noche devorando libros de Sherlock Holmes para mejorar sus habilidades detectivescas. Y también leyó la revista Parateens, quería saber que era de la vida de Nick Jonas. Lamentablemente, no concluyó en nada, no sabía quien pudo haberle hecho lo que le pasó. Necesitaría ayuda. Y a decir verdad, este amor le estaba costando más de lo que pensaba, más que un amor normal, era uno especial.
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Nota: espero que les guste hasta ahora. Si pueden pasense por la novela "Diferentes" de Nany217. Gracias y se agradecen votos :)

No Se Cuantas Sombras Del Sr. CDonde viven las historias. Descúbrelo ahora