Cap. 3-Las amigas son importantes en el amor

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 Luna se había quedado con la entrevista en la cabeza todo el día, como un mal sabor en la boca, un sabor molesto y preocupante. Tenía que superarla de alguna manera...¿Y qué mejor manera para superar las cosas que comiendo?

 Luna se aproximó rápidamente a su kiosco de preferencia "La Gordita Feliz" donde trabajaba una de sus mejores amigas: May(sí, como el mes). May era una chica soltera a la que le gustaba el basket y amaba Harry Potter. Sin embargo, lo que más le gustaba a May era COMER. Sea lo que sea se lo comía, aunque le dieran una torta de higos con un cerdo muerto arriba, May se lo comería y hasta te pediría otra. Y a May no solo le gustaba comer, le gustaba aún más hacerlo con amigas.

 Luna entró al kiosco y vio a May en el mostrador. Acto seguido se dieron un abrazo muy fuerte, de esos que rompen costillas.
L: ¡¡¡MAY!!! Te extrañé mucho, y además tengo muchas ansias de hablar con vos.
M: ¡calma nena! La tía May esta aca. Pero antes, ¿que golosina vas a llevar?
L: 1 chocolate blanco May, por favor.
M: entendido, 2 chocolates negros, 1 blanco y 5 chupetines. Las facturas están de oferta, te regalo 1/2 docena.
L: ¡May! No estoy hecha de plata, solo el blanco.
M: mirá queridita, las reuniones de amiguitas necesitan comida, te dejo todo por la casa.
L: ¡ay gracias May! Que buena onda, vayámonos rápido que no quiero caminar de noche.
M: ¿quien dijo que caminaríamos? ¡Al May-Movil!

 A lo que May llamaba May-Movil era un fitito destruido, pintado de los colores de Gryffindor y con papeles de golosinas por el suelo. Y Luna juraría que vio un cadaver de gato en su baúl.

 Tomaron viaje y llegaron rapidísimo por la avenida. May manejaba como si estuviera en el Formula Uno, y y a más de una vez había tenido problemas con la policía, pero siempre lograba zafarse sobornandolos con caramelos.

 Subieron al ascensor juntas y estaban a punto de entrar al departamento de Luna cuando May la interrumpió y le tiró la llave con la fuerza del azúcar en su sangre.
M: Luna, te tengo una sorpresa adentro, cerra los ojos.
L: emm, está bien. Pero que no sea nada cochino por favor. Los vecinos se quejaron por la última fiesta.
 Luna cerró los ojos, May abrió y se escuchó un grito de: ¡sorpresa! de la voz de cuatro chicas.
¡Chicas!-Gritó Luna al abrir los ojos. Eran Becky, Sunny, Azul y Sophie, las demás componentes del grupo de amigas de Luna. Becky: amante de la Internet, muy buena hablante de inglés. Con sus clásicos anteojos y tenía muchas ansias de chismerio. Y también estaba Sophie: la bailarina de flamenco, con sus alocados rulos y amante de la buena lectura. Ah y no nos olvidemos de Sunny y Azul. Ambas muy leales aunque no viesen tanto a las demas, Sunny con su loco pelo y amante de la pintura y Azul, muy pálida y muy buena bailarina (porque aclaró ahora que las otras chicas iban a un taller de yoga juntas).
 Ahora si, estaba toda la pandilla. Sentadas en la oscuridad de la chimenea del dormitorio de Luna, cotilleando sobre su chico nuevo. Sí, les contó toda la historia y no se perdió ningún detalle. Luna se pudo relajar y consiguió sentirse mejor con chocolates, vino y selfies (porqué Luna iba a todos lados con ese palo).

 Momento de aprendizaje de Luna: Ese día Luna aprendió algo extraño del amor. Que no solo se requiere un amante, sino también unas amiguitas muy tiernecitas con las que se debe hablar.

No Se Cuantas Sombras Del Sr. CDonde viven las historias. Descúbrelo ahora