XII

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Cuando me desperté, un par de horas después. Tenía un dolor increíble de cabeza, debido a la resaca, evidentemente. Tenía el estómago revuelto y aún estaba mareado. No sé cuánto dormí, ni siquiera supe cuando me fui a dormir, pero no quería seguir en la cama. Paula no estaba a mi lado, lo cual me hacía suponer que era tarde. Me duché y me cambié, y fui a desayunar algo en el comedor. Por los pasillos todos estaban con prisa, yendo de un lado a otro. Algunos se chocaban conmigo, no sabía que pasaba, pero tampoco me interesaba. Solo quería meter algo en mi estómago antes de que el dolor me matara. Por fin, después de andar un cuarto de hora llegué al comedor. No había casi nadie allí, con los ojos apenas abiertos, pasé la bandeja por el mostrador y me fui poniendo de todo. Era como en un buffet libre. Me senté en una mesa y me puse, poco a poco y sin mucho apetito a comer. Primero me tome la sopa, era algo ligera y después, poco a poco fui comiendo arroz, carnes y todo lo demás. Apenas llevaba diez minutos comiendo cuando Bale se sentó a la mesa. Sin decir nada, se sentó en frente de mí, y puso su cabeza sobre la mesa, y se quedó ahí, sin decir nada y tumbado. Yo seguí comiendo.

-¿Qué tal has dormido?-preguntó sin levantar su cabeza

-Seguramente peor que tú,-respondí-¿tú?

-Bien, aún tengo un poco de sueño, pero bien.

-¿Qué hora es?

-Creo, por la posición del Sol, que deben de ser como las dos de la tarde.

-Aquí no hay Sol, no puedes verlo-respondí algo dudoso.

-Lo vi cuando visité al Coronel para ver cómo iba el combate.

-¿Qué combate?

-Oh, es que hay unos chino, o japoneses, no sé, viniendo en submarinos y atacando la base.

-¿Cómo?-pregunté sin poder guardar mi sorpresa.

-En submarinos.

-Pero, ¿dónde?

-Por dónde estuvimos anoche.

-¿Y tú que haces aquí?-pregunté mientras me ponía de pie para salir en dirección a la armería.

-Comer, ¿tú qué crees?

-¿¡Por qué no estás ayudando a nuestras tropas!?-pregunté casi gritando.

-Yo soy el chico del transporte.

En ese momento le cogí del brazo, y tiré de él.

-Ahora vendrás conmigo a la armería y me dirás dónde está el Coronel.

-Vale, vale, pero no hace falta que tires de mí.

Ambos comenzamos a correr en dirección a la armería, después de 3 minutos, llegamos a una de las armerías, una pequeña.

Había sólo un hombre ahí, parecía nervioso y cogiendo todas las armas que quedaban.

-Necesitamos un arma, una potente-dije.

-No nos quedan demasiadas, nos queda, como ves, una pistola Desert Eagle, un AK-47, un cuchillo y otra D. Eagle. Elije.

-De acuerdo-dije mientras cogía la Eagle y el Ak-47 para mí. A la vez que le daba la otra Eagle a Bale y el cuchillo. Nos llenamos los bolsillos de cargadores. Todo el equipo que llevábamos encima pesaba mucho, sobre todo los cargadores que llevábamos encima-¿Por dónde llegamos antes?

-Debéis ir a la zona de desembarco de los submarinos, están frenando su avance, para que no pueda salir de ahí.

-Gracias.

Y de nuevo Bale y yo salimos corriendo en dirección a los embarcaderos. No nos llevó mucho llegar, a cada paso que dábamos había cada vez más soldados, manteniendo sus posiciones. Cada veinte metros o cada esquina había una barricada de unos diez soldados. Los disparos y las pequeñas explosiones nos ensordecían, apenas podía oír nada. En el ambiente se podía oler la pólvora de algunas pistolas. Y el humo de las explosiones reducía la visibilidad, era como una ligera niebla dentro de un túnel pequeño. Los disparos eran cada vez más ruidosos, así que nos acercábamos cada vez más. Pronto, tras doblar una esquina, una bala silbó cerca de mi oído, me tiré al suelo instintivamente, apuntando a la niebla gris. Bale aún estaba de píe, no sabía que había pasado, así que le hice unas señales para tirarse al suelo, pero no me veía bien, estábamos algo lejos, a unos 3 metros, y el humo era muy espeso. Así que me acerqué a él y por fin entendió lo que quise, y se tiró a mi lado.

La Ascensión de T.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora