IV

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Un mes más tarde, Serena y yo en su departamento.
Ella había venido a buscarme. No dijo mucho, me miró a los ojos, me tomó de la mano y me hizo seguirla. Y con eso me bastaba.
Sé que necesita sexo y no amor. Sé que por eso vino. Y sé por qué vino directamente a mi. Porque sí , ambos supimos desde que la vi que la seguiría hasta el fin del mundo, y a través de cada obstáculo.
Y ella sabía aprovecharse de esa debilidad tan pura que encontró sin esfuerzo en mi.
Le saqué la ropa y ella me la sacó a mi. Me besó tan fuerte que olvidé todo, una vez más. Su piel tan suave contra la mia no dejaba de darme escalofríos. Y se reía. Y lo hacía porque sabía que me volvía loco. Me revolvía el estómago, me llenaba el alma, la hacía rebalsar.
Ninguna palabra pero tanta comunicación. Sus dedos recorriendo la curva de mi espalda, y mi mano enredada en sus rulos. Sus ojos que pedían más y los míos que disfrutaban dárselo. Las sonrisas más puras de ambos.
Estaba listo para irme, por que sabía que lo que ella quería de mi era algo casual. Pero me agarró del brazo y me rogó que durmiera con ella. Y, como decirle que no?
Se durmió abrazada con brazos y piernas a mi gastado cuerpo, y yo traté de dormir y soñar, para convencerme de que ella era real y no otro juego de mi mente.
Y soñé, si es que no lo estaba haciendo ya.


-Aqua James

Vodka con fresasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora