VI

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De a poco e interrumpidos por su locura imprevisible, comenzamos a compartir las armas más poderosas que podíamos usar para destruirnos el uno al otro. Nuestros secretos. Tal vez uno por día, o uno por semana. Me mostró sus fotos de la infancia y me llevó a su café favorito.
Yo la lleve al lugar en el cual perdí a mi familia, y le mostré en que parte de la frente acariciarme para ayudarme a dormir.
Cosas grandes o pequeñas, todas armas mortales. Secretos nunca antes contados ocultos en lo más profundo de nosotros.
Y así nos dimos cuenta el verdadero significado de confíanza. Darle a alguien un arma cargada, apuntando a tu propia cabeza y saber completamente que nunca apretaria el gatillo.
Una noche no quiso dormir porque tenía miedo que una araña se le anidara en el pelo.
Me pareció tan fascinante la imaginación que tenía y que tan fuerte era su influencia sobre ella.
Me pareció tonto y quise reírme tna fuerte, irme a dormir para al otro día poder trabajar, y que ella se fuera a dormir sin miedo.
Pero el miedo era tan real como ilógico, así que me quedé con ella, toda la noche hasta que se rindió ante el cansancio. Y yo me quedé sosteniendola, porque a pesar de que mi cuerpo era dominado por el sueño, mi amor era más fuerte.
Tan fuerte que puede frenar un tsunami, levantar mil elefantes y quedarse despierto toda la noche para evitar tragedias imaginarias.

-Aqua James

Vodka con fresasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora