Suelen decir que es difícil cambiar. Y nunca estuve en desacuerdo, el cambio cuesta. Uno se acostumbra tanto a algo y de repente por una fuerza mayor se ve obligado a ser algo completamente diferente. Siempre pensé: ¿Para qué cambiar?
Pero cuidado con lo que dicen, cuidado con lo que piensan. A veces el cambio es bueno. A veces es demasiado bueno. A veces es perfecto (y no me vengan con que la perfección es subjetiva, me refiero a perfecto para uno). A veces el cambio duele poco. Pero, si tienen suerte, el cambio no se siente.
Sin revelar secretos mayores de mi misterioso pasado, siempre fui un tipo frío e insensible. No me atraen los cachorritos y no lloré con titanic. No me gusta que me acaricien y me molesta el rosa. Nunca nada me estrujo el corazón.
Y un día me desperté con mala cara como siempre, y vi un papel rosa, finamente doblado en mi almohada. Al abrirlo, un intento de letra pulcra decía :
León, no me busques, no quiero que me encuentres.
Tu Serena
Y me quede embobado, mirando el lugar vacío que había dejado en la cama. Aun sentía su perfume en las sábanas, y seguro tenia su labial en mis mejillas.
Y luego entendí, entendí que se había ido y que probablemente no volvería. Que yo era de nuevo León, y ya no era su León y que mi Serena sería la Serena de otro.
Sentí el corazón pidiéndome auxilio. El estómago revuelto. Y los ojos húmedos. Húmedos como nunca lo estuvieron. Y mi cerebro, a mil revoluciones por segundo, maldiciendo el momento en el que me dejé cambiar el cuerpo y el alma, por mi todo cuando yo era su nada. Por mi Serena de siempre , cuando yo solo era su León de hoy.
Me cambiaron sin que me percatara. No me dolió. Y fue hermoso. Pero sólo mientras duró.-Aqua James
ESTÁS LEYENDO
Vodka con fresas
RomanceUna historia de amor ciego y tormentoso entre polos opuestos .