Era tan bello, era tan bello
que su mirada todavía
me quema.
Como quisiera poderla olvidar,
pero se acerca y no lo
puedo evitar.
Mi color favorito solía ser el rojo. Lo usaba en todas las oportunidades que tenía; en mi ropa, libros, cuadernos, dibujos, incluso en las paredes de mi cuarto. Cualquiera pensaría que estaba loco, pues mi vida era de color rojo.
Mi favorito era el color rojo sangre. Nunca supe exactamente porqué, simplemente me agradaba utilizarlo para realizar mis cuadros en clase de arte.
Y como al parecer el color rojo estaba destinado a ser mi favorito, nací con el cabello de ese maravilloso color. Si mal no recuerdo, son los genes de mi padre.
De repente, el color rojo comenzó a parecerme insuficiente, aburrido y repetitivo. El sólo mirarlo me cansaba. Todo fue por un par de orbes color azul cielo. Unos hermosos ojos que, a pesar de representar una sensación fría, me quemaban.
Quemaban todo mi ser, todo mi corazón.
El problema no eran sus ojos, su cabello rubio, o su hermosa sonrisa, no. El problema radicaba en que se trataba de otro chico.
--¿Cómo te llamas? --me había preguntado. La primera vez que hablamos fue tras un accidente que tuvimos en uno de los pasillos del colegio.
--Sasori --le respondí.
--Deidara --me extendió su mano y la estreché --. Mucho gusto.
--Igual --dije y nos sonreímos.
A partir de entonces, comenzamos una pequeña amistad. Nada serio al principio, apenas y nos dirigiamos la palabra, pero sabíamos que contabamos el uno con el otro para lo que fuera. Luego de unas semanas, nos hicimos mejores amigos. No nos separabamos por nada ni nadie, nos sentíamos cómodos el uno con el otro a pesar de ser tan diferentes.
Jamás pensé que podría relacionarme con alguien como él.
Pero se salió de control. El color azul se volvió mi favorito de repente y mi mundo se tornó azul como el cielo. Había fracasado como amigo de ese chico; pasó lo ¿inevitable? Tal vez. Si nunca me interesé en las chicas, tenía que hacerlo en los hombres ¿no?
--Deidara, me gustas.
Se quedó sorprendido por mi declaración. Aunque a decir verdad, yo tampoco esperaba decirla tan abruptamente. Simplemente me salió.
--¿Qué...?
--Te quiero, estoy enamorado de ti...
Me bastó un beso suyo para saber que mis sentimientos eran correspondidos. Estaba muy feliz en aquel entonces, mi vida había cambiado para siempre. Ambos nos queríamos y era lo unico que importaba.
Actualmente, me cuesta olvidarme de esa hermosa mirada azulina. Cada vez que se me acerca no puedo evitar recordar aquellos momentos inolvidables que solíamos pasar juntos.
¿Qué fue lo que salió mal?
Porque cuando habla con
sus ojos dice cosas que
no puedo entender.
Y se desnuda poco a poco
y se convierte en mi piel.
