Mi vida es brillante,
mi amor es puro.
Ví un ángel, de eso estoy seguro.
Él me sonrió en el metro.
Él iba con alguien mas.
Pero no dejaré de soñarlo
por eso, porque
tengo un plan.
Mi vida no es perfecta, pero no la cambiaría. Soy el tipo de persona que prefiere las cosas simples, sin demasiadas sorpresas y con metas pequeñas pero fáciles de alcanzar.
Me hallaba en el metro camino a casa. Estaba algo lleno, puesto que a esta hora la mayoría de la gente regresa de su trabajo o de la escuela como yo. Hice una mueca de fastidio e intenté abrirme paso para respirar un poco.
Pensaba en el exámen de la semana próxima. Tengo buenas notas, pero esa materia es la que más me cuesta. No la odio, pero el profesor puede irse mucho a la...
En fin.
Se me ocurrió mirar a mi derecha. No hubo razón. Sentí como si una fuerza magnetica me atrayera hacia allí y me dejé arrastrar. No fue mala idea.
Su cabello era rojizo y estaba algo despeinado. No alcanzaba a ver el color de sus ojos, pero los notaba ensombrecidos. Su piel era pálida y traía uniforme escolar. Debíamos de medir casi lo mismo. Su expresión era seria y se mantenía concentrado en la ventanilla frente a él.
¿Amor a primera vista? Eso no existe.
Simplemente me parece guapo, es decir, no todos los días te cruzas a alguien tan llamativo. Además, es un completo desconocido que, de seguro, no volveré a ver y que a lo mejor es un psicópata.
Digo, todo puede ser.
Suspiré al fijarme mejor y percatarme de que iba acompañado por una bonita chica que no dejaba de hablar a pesar de ser ignorada por el chico. Tal vez eran pareja y yo aquí fantaseando.
Maldije en voz baja mi fijación por chicos guapos que terminan siendo heteros y traté de apartar la mirada para concentrarme en mis asuntos nuevamente. Pero esa sensación en mi interior seguía empujando mi atención hacia él.
Tú eres hermoso,
tú eres hermoso.
Eres hermoso, es verdad.
Ví tu rostro en un lugar lleno.
Y no sé que hacer.
Porque nunca podré
estar contigo.
Al parecer era uno de esos días en los que mi corazón se negaba a atender razones. Es grosero observar a alguien que ya tiene pareja entonces ¿por qué lo sigo haciendo?
No vamos al mismo instituto siquiera. Es imposible que vuelva a verlo otra vez... no quita que sea el chico más guapo que haya visto, sin embargo.
Realmente, ¿qué es lo que esperaba? ¿Que volteara a verme también? De seguro haría una mueca de desagrado o me levantaría el dedo medio. A nadie le gusta ser observado por un extraño en un transporte público.
Miré mi reloj. Aún faltaban unos cuantos minutos para llegar a mi parada. La sensación no se va.
¿Qué más puedo hacer? Nada. Sólo observarlo.
Si, él llamó mi atención
cuando nos cruzamos.
Él pudo darse cuenta por
mi cara de que yo
estaba alucinando y no creo
que lo vuelva a ver de nuevo.
[...]
En algún momento debía pasar.
Él volteó hacia mi dirección, como tratando de escapar de la mirada de su acompañante. Y cómo no, nuestras miradas se encontraron. Sus ojos eran color ceniza para mi sorpresa y no lucían demasiado alegres sino más bien fastidiados.
El metro pasó bajo un tunel y aproveché la oscuridad para desviar mi mirada. Me maldije por no dejar al pobre chico en paz. Suspiré agitado. Mi corazón latía muy rápido. ¿Acaso estaba sudando?
