Touch

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Cuando me llamaste
tu linda voz tocó mi corazón
Cuando me fui
tu linda voz me siguió
Necesito saberlo todo
Sólo sostén mi mano
Sostengo tu mano
Lo sabes

Paseaba por el salón con una sonrisa amable mientras saludaba a sus compañeros y se presentaba con quienes no conocía. Las luces apenas y eran suficientes para iluminar el lugar, y la música estaba lo bastante alta como para tener que alzar un poco la voz para hablar con los demás. Pero no le molestaba, las fiestas de su curso siempre eran así.

Esta vez habían conseguido que uno de sus compañeros prestase su casa para la reunión en la que celebrarían el final del semestre. Aunque en realidad era una excusa para beber, joder y otras tantas cosas. Divertirse y pasarla bien en compañía o solos, cada quien tenía sus formas.

--¡Dei! ¡Amigo! --exclamaba Hidan envolviendo sus hombros en un abrazo --. ¿Por qué no tienes bebida? ¿El idiota de Kakuzu te ha querido cobrar de nuevo? --rio estruendosamente.

--Ni siquiera me lo he cruzado aún --dijo torciendo los labios --. Tengo práctica mañana, no puedo beber hoy. Es más, a las tres me largo.

--¡Me estás jodiendo! --abrió los ojos exageradamente mientras seguía gritando para hacerse oír por encima de la música --. ¡Tú y tus malditas prácticas! ¡Arruinas los planes de fin de semana, rubia!

Deidara rodó los ojos empujándolo.

--Cállate, idiota.

--¡Hey, Sasori! ¡Sí viniste! ¡Ven, ven! --lo ignoró y gritó aún más fuerte haciendole señas a un chico que acababa de entrar en la casa.

--Uhg, eres tan ruidoso --le dijo el chico en cuanto estuvo a su lado --. No sé porqué me invitas a las estúpidas fiestas de tu curso y luego no vas a las del mío.

--¡Son aburridas!

El recién llegado rodó los ojos antes de notar a Deidara, que lo observaba con curiosidad para luego sonreírle levemente.

--Maleducado, preséntanos --le habló el chico a Hidan quien se distrajo pidiendo otra bebida.

--Ah sí sí --bebió un trago y sacudió la cabeza --. Rubia, te presento a mi amigo Sasori. Va a otro instituto. Sasori, compañero, él es Deidara. ¿Satisfecho? Bien, ahora me largo --acabó decir y dejó solos a ambos chicos.

Deidara observó a Sasori un tanto nervioso pues la mirada de éste era intimidante. No podía distinguir el color de sus ojos debido a la mala iluminación y al hecho de que eran protegidos por unos lentes redondos de marco delgado. En sí, era apuesto. Su piel era blanca y era acentuada por su rojizo cabello medio ondulado y despeinado; llevaba unos jeans negros rotos en las rodillas y una camiseta negra con chaqueta café y unos borcegos negros también. Le daba la impresión de ser un chico demasiado sofisticado para aquel tipo de fiestas.

Rascó su nuca sin saber qué decir. Era malo para entablar conversaciones por su cuenta si la otra persona no tomaba la iniciativa.

--Entonces, Deidara.

Bien, su voz era profunda y lo hizo estremecer al pronunciar su nombre. Lo miró.

--¿Bebes? --le preguntó.

--Hoy no.

--¿Bailas? ¿U hoy no? --le sonrió ladinamente y el corazón del rubio saltó en su pecho.

--Yo... --se aclaró la garganta --. Puedo hacer eso.

Sasori alzó ambas cejas y comenzó a caminar hacia el patio trasero de la casa donde había sido dispuesta la pista de baile junto a los parlantes. Deidara lo siguió y en cuanto estuvieron allí, la música pasó de ser los aburridos pop's de los noventa para pasar a los remixes electrónicos que te hacían querer saltar y bailar por todos lados.

songfics sasodeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora