Capítulo 1: Bienvenido a Greek-Ford.

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Mi nombre es Owen, Owen Heggens; tengo veinte años de edad. Soy aquel que abandonó toda su vida anterior en busca de una nueva, dejando mi hogar, mis amigos y casi todas mis posesiones, únicamente con una pequeña maleta plagada de memorias y culpas, acompañado de poco más que lo que llevaba encima y una pequeña fortuna que había tomado prestada de la familia.

Fue así que escapé al lugar más recóndito y escondido que pude hallar, ciudad Greek-Ford, un poblado mediano al norte de Escocia conocido por ser un sitio de difícil acceso y rodeado de montañas boscosas, una vez llegase a mi destino mi único objetivo sería el de encontrar alojamiento; ¿Quizás en un motel? ¿O con alguna anciana que rentase departamentos? A decir verdad cualquier lugar tranquilo me bastaba, ya que no me apetecía lidiar con grandes aglomeraciones de gente.

Después de llegar a la estación del tren recogí mi maleta y salí de la estación, todo estaba muy solitario y tranquilo; únicamente había algunos autos recogiendo a algunas personas provenientes del mismo tren del que recién había salido, pero poco más.

-Así que ¿Ésto es Greek-Ford? Se veía mejor en las fotos-dije para mí al tiempo que caminaba fuera.

Paseando un poco entre sus pequeñas calles y avenidas pude disfrutar del clima extrañamente apetecible, la mayoría del tiempo hacia frío y llovía con frecuencia, sin contar la neblina densa y las tormentas de nieve fuertes durante el invierno, aunque claro, adaptarme sería lo de menos, y si el agua podía llevárselo todo, era más que bienvenido ya que al fin y al cabo sólo quería olvidar.

La gente del lugar no era la más hospitalaria, eran corteses hasta cierto punto, pero desconfiados con los extraños, nadie volteaba a verme directamente y evitaban el contacto verbal con desesperación. Traté de ignorar todo aquello y sin un destino aparente continué observando la corta distancia que había entre la pequeña ciudad y los kilómetros de bosque y montañas que acaparaban mi visión, pensando en que había dado en el clavo con lo discreto que podía ser éste sitio.

No faltaba mucho para que oscureciera, pasados severos minutos de divagaciones propias y pensamientos sobre mi hambre creciente fue que finalmente me detuve frente a un restaurante para descansar un poco, ya que mi búsqueda por hospedaje hasta el momento había sido un fiasco; no había moteles y el único hotel se encontraba suspendido por remodelación, entonces pasando al lado de un poste plagado de propaganda fue que lo vi, el anuncio salvador. En él ponía que rentaban un piso para un máximo de 4 personas sobre la calle 32 de la avenida Drowned Forest, qué según los lugareños, era una zona residencial al otro extremo del pueblo, una de las más tranquilas y por la cual se accedía fácilmente a las zonas del mirador, lo que indicaba que tambien subía la montaña a través de la floresta, así que arranqué el anuncio y partí de inmediato.

Pasadas poco más de las ocho llegué apresurado a mi destino, guiado únicamente por los letreros en cada esquina y las luces de los postes fue que me percaté de que era una calle bastante solitaria y callada, algo que por supuesto me tranquilizó muchísimo cumpliendo mis expectativas sobre vivir en un lugar no muy concurrido, conforme llegaba al final del camino fue que finalmente pasé junto a una gran casa de dos pisos, la última de la calle en la cual yacía un pequeño letrero de "Se renta" sobre la puerta del garage, acompañada también de un jardín cercado de buen tamaño. Con la temperatura descendiendo y la llovizna helada congelando mis manos me dispuse a probar suerte en dicho sitio, atravesando rápidamente el jardín y ya en el pórtico fue que toqué el timbre con las manos temblorosas, para después ser recibido por una joven de más o menos mi misma edad.

-¿Si?-preguntó la chica con tono suave, sin abrir por completo la puerta.

-Hola, vengo por el anuncio del piso en renta-respondí con nerviosismo, intimidado por algún motivo que desconocía.

Alma de luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora