Capítulo 3: El lío Nowak.

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Pasaron alrededor de cuatro meses desde que entablé amistad con Catherine Nowak, la hija de mi casero; durante este periodo me la había estado pasando sobre una montaña rusa de emociones con ella. Nuestra relación avanzaba rápido, aunque a veces teníamos diferencias puesto a que ella era y seguía siendo una mujer un tanto difícil, pero pese a lo fría o indiferente que llegaba a ser, continuaba disfrutando de su compañía.
Al principio entendernos fue complicado, yo por mi parte era muy condescendiente, mientras ella era demasiado brusca con sus emociones; un día podía ser muy tierna y amigable, al otro podía llamarte idiota por alguna razón poco comprensible, dudando de ella misma por un motivo que no alcanzaba a entender, aun así, mientras mas convivíamos mas empatía creábamos el uno con el otro. Hasta que eventualmente la convencí de confiar en mí a cambio de confiar yo en ella, aquello fue el empujón que ella necesitaba para soltarse por completo, poco a poco descubrimos que teníamos gustos similares; miedos parecidos; ambiciones en común y lo más importante pero nunca mencionado públicamente, ambos poseíamos un pasado del cual no podíamos fácilmente hablar, ella y yo nos habíamos vuelto los mejores amigos en lo que parecía ser poquísimo tiempo.

Aunque no todo podía ir bien en estos momentos tan pacíficos en nuestras vidas. Supongo que el universo tiende a recordarte de maneras poco convencionales lo pequeño que eres, casi como una coincidencia muy mal elaborada. Muchas cosas extrañas empezaban a suceder en Greek-Ford al igual que en casa, empezando por el echo de que tanto Catherine como el señor Nowak salían todas las noches por toda una una semana al mes durante el periodo de luna llena, al principio no le daba importancia puesto a que la mañana siguiente ellos llegaban tranquilamente como si nada sucediese, pero empezó a ser más frecuente cada vez.
Lo otro, era que en el último mes habían estado desapareciendo campistas y personas que se adentraban en lo profundo del bosque, muchas aparecían muertas, otras ni siquiera aparecían. El misterio permanecía y yo me sentía con la necesidad de hacer algo, y lo hice, terco yo. Cuando Catherine se enteró sentí como si me regañara mi padre, no paraba de decir lo peligroso que era, y en cada ocasión que intentaba hacer algo, ella persistiría en detenerme, la tensión se hacía más frecuente.

Pero esto fácilmente se olvidaba por completo cuando Cath y yo salíamos a divertirnos, hacíamos prácticamente todo juntos, o al menos casi todo. Es una de las ventajas de tener una conexión tan química como la que habíamos creado; sin embargo cuando intentaba hablar sobre las desapariciones, o el motivo de las salidas nocturnas de ella y su papá, sólo me respondía diciendo: "Créeme, es mejor que no lo sepas".

Cada ocasión que ella repetía esa frase más curiosidad tenía yo por saber, incluso llegué a considerar que se involucraban en algo malo; sobre si podían relacionarse con todo lo que acontecía teniendo en cuenta las desapariciones y las muertes que habían estado ocurriendo. Exagerado quizás, pero mi confianza ciega en ella y en Edwin me decían que dejase de idealizarme tonterías, por que al fin y al cabo no los consideraba capaces de semejantes cosas, así fue como terminé por dejar el asunto y seguir como si nada...temporalmente.

Desafortunadamente cuestiones como esas no se pueden ignorar por siempre, y gracias a ello estuve discutiendo con Catherine durante las últimas dos semanas, todo por mi interés de indagar sobre lo que pasaba en Greek-Ford, o cuando hacía preguntas sobre esas ocasiones en las que desaparecía, el ambiente entre ambos estaba algo tenso de cierta manera, puesto a que no podía evitar inmiscuirme en el asunto del pueblo, y sentirme intrigado por su vida personal aparentemente secreta. Esto último causaba que me sintiese de alguna forma engañado y sobre todo que ella me estaba ocultando algo, claro, yo también le ocultaba sobre mi pasado, pero era distinto, ya que lo mío no podía estar relacionado con un tema como las desapariciones de la gente, en especial cuando siempre que intentaba algo procuraba detenerme por completo.

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